La política monetaria o política financiera es una rama de
la política económica que usa la cantidad de dinero como variable para
controlar y mantener la estabilidad económica. La política monetaria comprende
las decisiones de las autoridades monetarias referidas al mercado de dinero,
que modifican la cantidad de dinero o el tipo de interés.
Las autoridades monetarias suelen declarar cuatro objetivos
básicos de la política monetaria. El primero es la estabilidad del valor del
dinero, es decir, la contención de los precios, prevención de la inflación…
etc. El segundo es el logro de una tasa más elevada de crecimiento económico,
seguido de la plena ocupación o pleno empleo (mayor nivel de empleo posible) y
para terminar, evitar desequilibrios permanentes en la balanza de pagos y
mantenimiento de un tipo de cambio estable y protección de la posición de
reservas internacionales. El problema surge de la compatibilidad existente
entre los diferentes objetivos marcados.
La política monetaria controla la oferta monetaria, que es
la cantidad de dinero en circulación, y los tipos de interés o coste de dinero,
fijados por el banco central o la autoridad monetaria a muy corto plazo. Hay
varias formas de definir la oferta monetaria, pero las medidas estándar suelen
incluir el efectivo en circulación y los depósitos a la vista. El interés es la
tasa percibida por el dinero prestado y se expresa como un porcentaje sobre el
monto del préstamo (tipo de interés). La política monetaria se basa en la
relación entre las tasas de interés en una economía, que es la base para
calcular el precio al que el dinero es prestado por los bancos, y la cantidad
de dinero en circulación. Utiliza una variedad de herramientas para su control
e influir en resultados como el crecimiento económico, inflación, tipos de
cambio con otras monedas y el desempleo. La economía neoclásica y el
keynesianismo difieren significativamente de los efectos y la eficacia de la
política monetaria en la economía real, no hay un consenso claro sobre cómo la
política monetaria afecta a las variables económicas reales (la producción
total o los ingresos, el empleo,...). Sin embargo, ambas escuelas económicas
aceptan que la política monetaria afecta a las variables monetarias (los
niveles de precios, tasas de interés).
Las medidas de política monetaria suelen tardar bastante en
influir en la evolución de los precios. La magnitud y la intensidad de los
distintos efectos pueden variar según el estado de la economía, lo que
dificulta el cálculo del impacto preciso. Además hay que tener en consideración
la existencia de perturbaciones de origen muy diverso, como variaciones en los
precios del petróleo y otras materias primas, la evolución de la economía
mundial y las políticas fiscales que pueden influir en el comportamiento de los
precios. Por todo ello, los bancos centrales suelen utilizar algunas reglas
para contrastar las medidas que adoptan. Una de ellas se basa en el hecho de
que la inflación, a medio y largo plazo, es siempre un fenómeno monetario. Esto
significa que un crecimiento monetario excesivo genera inflación, debido a que
produce un aumento de la demanda de bienes y, por ende, de su precio, además de
influir en las expectativas futuras de los precios. De forma análoga, un
crecimiento monetario insuficiente puede generar deflación.
Dependiendo de los objetivos que persigan, las políticas
monetarias pueden ser expansivas o restrictivas. Una política monetaria
expansiva es aquella política monetaria que busca aumentar el tamaño de la
oferta monetaria. Una política monetaria expansiva tratará de reducir la tasa
de interés, para hacer más atractivos los préstamos bancarios e incentivar la
inversión, componente de la demanda agregada. Además, intentará reducir el
coeficiente de caja (encaje bancario), para que los bancos puedan prestar más
dinero, contando con las mismas reservas. Además, comprad deuda pública ayudará
a inyectar dinero en el mercado. Según los monetaristas, el banco central puede
aumentar la inversión y el consumo si aplica esta política y baja la tasa de interés.
Al bajar el tipo de interés se pasa a una situación en la que la oferta
monetaria es mayor. Por el contrario, una política restrictiva es aquella que
busca contraer el tamaño de la oferta monetaria. La política monetaria
restrictiva se puede utilizar para controlar la inflación. La inflación se
define como el continuo aumento en los niveles de precios. Dado que el nivel de
precios es una variable monetaria, la política monetaria puede afectarle. Una
política monetaria restrictiva tiene el efecto de reducir la inflación mediante
la reducción de la presión al alza sobre los precios. Para reducir la oferta
monetaria, las autoridades monetarias tratarán de vender bonos del estado y
otros activos financieros para tratar de sacar liquidez del sistema. Además, se
aumentará la cantidad de dinero líquido que deben tener los bancos para cubrir
los depósitos, con lo que se logrará reducir la cantidad de dinero ya que con
la misma cantidad de monedas y billetes podrán captar menos depósitos. También
aumentarán los tipos de interés, lo que provocará que los bancos pidan menos
préstamos en el banco central y ofrezcan menos préstamos y a tipos más altos a
los clientes quienes a su vez serán menos proclives a pedir préstamos al ser
los intereses mayores, drenando así dinero al sistema. El efecto de la política
monetaria sobre la inflación si es significativo. Sin embargo, la política
fiscal contractiva suele ser políticamente impopular, porque se trata de
recortes de gastos y aumentos de impuestos.
Durante los últimos años el gobierno central español ha ido
tomando una amplia serie de medidas para hacer frente a la crisis en la que nos
encontramos e intentar relanzar la economía. España pertenece desde 1989 a la
Unión Económica y Monetaria y por ello la autoridad monetaria en España está
sujeta en cierta medida a las reglas que se imponen desde el Banco Central
Europeo. Esto reduce la libertad de movimientos del gobierno español respecto a
las medidas de política monetaria que podrían aplicarse para tratar de salir de
la crisis. Lo mismo ha ocurrido recientemente con el nuevo gobierno griego, a
quien el BCE ha “cerrado el grifo” debido a la enorme deuda que ostenta el
país. Una de las medidas que se podrían tomar para salir de la crisis
financiera en España es aplicar una política monetaria expansiva, como ya se
hizo en EEUU en la crisis del crack de 1929. También hay que tener en cuenta
que es difícil adecuar esta política monetaria a las circunstancias actuales de
la economía española y en la práctica no resulta tan sencillo.
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