lunes, 9 de febrero de 2015

Hipótesis de las instituciones

La hipótesis de las instituciones es una teoría que afirma que las desigualdades existentes en el mundo son producto de las diferentes instituciones que ostenta cada país. Se asume, así, que dos sociedades con similares dotaciones de factores, pero con marcos institucionales diferentes, pueden presentar trayectorias de desarrollo muy diferentes. Las instituciones no solo influyen en las perspectivas económicas de un país, sino que determinan la distribución del ingreso entre particulares y grupos; dicho de otro modo, repercuten en la cantidad de recursos sociales y, además, en la manera en que se distribuyen.

Según esta teoría, prosperarán más aquellos países con instituciones que incentiven la inversión (en educación, capital o tecnología) y la utilización eficiente de los recursos. Los autores del libro Por qué fracasan los países, que trata de buscar una respuesta las desigualdades económicas presentes en el mundo, establecen que el triunfo o fracaso de un país depende de si tiene instituciones extractivas (fracaso) o inclusivas (triunfo). En el libro se utiliza el ejemplo práctico de las dos Coreas, entre las que no existen diferencias geográficas o culturales,  sino diferencias institucionales corporizadas en una frontera política entre una dictadura cerrada en Corea del Norte, controlada por el partido comunista local, y una democracia pluralista en Corea del Sur. La consecuencia económica de las diferencias institucionales es que Corea del Sur tiene un ingreso per cápita diez veces mayor que Corea del Norte.  


Las tres características clave de las instituciones “buenas” o inclusivas son la aplicación de los derechos de propiedad a un segmento amplio de la sociedad, de tal manera que varias personas tengan incentivos para invertir y participar en la actividad económica; límites a las acciones de las elites, los políticos y otros grupos poderosos, para evitar que expropien los ingresos y las inversiones de otros o que creen condiciones que les favorezcan; y cierto grado de igualdad de oportunidades para segmentos amplios de la sociedad, a fin de que las personas puedan invertir, especialmente en capital humano, y dedicarse a actividades económicas productivas. Estas instituciones buenas contrastan con las condiciones de muchas sociedades, pasadas y actuales, en las que la aplicación del Estado de derecho es arbitraria, los derechos de propiedad no existen para la gran mayoría de la población, el poder político y económico de las elites es ilimitado, y solo unos pocos tienen acceso a la educación, el crédito y oportunidades de producción.

Las instituciones políticas inclusivas corresponden a las sociedades pluralistas que distribuyen el poder ampliamente, de modo que el poder es ejercido por una coalición amplia. Se agrega que es necesario un estado suficientemente centralizado y poderoso para que pueda proveer seguridad y justicia, además de servicios públicos. En las instituciones políticas extractivas, en cambio, el poder se concentra en una elite reducida que enfrenta pocas restricciones a su accionar. Esta elite diseña las instituciones para beneficiarse y enriquecerse. Relacionan las instituciones políticas extractivas con un freno al proceso de innovación tecnológico (la destrucción creativa) en la medida en que el desarrollo pueda ser una amenaza para su poder político. Para que se produzca una transición de las instituciones económicas extractivas a las inclusivas, es necesario que se movilicen los excluidos para imponer su reclamo a las elites. Cuando en un país las instituciones son inclusivas se generará un círculo virtuoso. Las instituciones seguirán expandiéndose, se harán más fuertes y para las élites será más difícil pararlas. Las instituciones inclusivas también eliminan el peligro de que las élites exploten al pueblo, dado que ganarían muy poco con ello y, en cambio, perderían mucho si tuviesen que reprimir la democracia. Elementos clave para que este círculo virtuoso funcione son el pluralismo político y los medios de comunicación libres, que proporcionan información sobre los peligros y las amenazas a las instituciones inclusivas.

Naciones con naciones con instituciones inclusivas podrían ser Japón, Canadá, Estados Unidos y los países de Europa Occidental. Por otra parte, China y Rusia son países con instituciones de tipo extractivo, donde el gobierno se protege de las innovaciones a través de la burocracia o estratagemas como impuestos muy altos. Por la misma razón, el gobierno también impide la formación de asociaciones cívicas y deja muy poco margen para que los ciudadanos puedan opinar sobre la gestión del país. En consecuencia, estos tipos de estados estarán destinados a ser más pobres y atrasados tecnológicamente que los que cuentan con instituciones inclusivas. Los casos más extremos de países con instituciones políticas extractivas llegan a ser “estados fallidos”. Estas son naciones en las que las élites que gobiernan agotan el capital estatal y, de tal forma, llevan al sistema entero a la corrupción. Ejemplos de “estados fallidos” podrían ser Angola, Costa de Marfil y Somalia.

Los autores utilizan también el ejemplo de América Latina, que consideran que es más pobre que Estados Unidos o Canadá porque el oro y el sometimiento a la esclavitud de sus pueblos permitieron a los colonizadores la instauración de una economía extractiva de explotación, mientras que en América del Norte, dada la escasez de estos recursos, la única manera para los colonizadores de sacar provecho de su colonia fue la instauración de instituciones inclusivas, que incentivaran a los colonos a invertir y trabajar. Sin embargo y contradiciendo en cierta medida la hipótesis de las instituciones, se reconoce la posibilidad de que un país pueda alcanzar un buen nivel de prosperidad bajo instituciones extractivas. Esto es porque las élites pueden designar temporalmente los recursos hacia actividades muy productivas bajo su control (por ejemplo, de la agricultura a la industria). Aun así, este crecimiento económico no será sostenible a largo plazo. Así, cuando la economía se contraiga, el crecimiento parará y el país estará en peligro de crisis económica y política.

La expectativa de la hipótesis de las instituciones es que los Estados Unidos y los países de Europa Occidental sigan siendo más ricos que los países del África subsahariana, del Oriente Medio, de los de América central y del sureste asiático en los próximos cincuenta - cien años. A pesar de todo, sin embargo, habrá algunos países que tendrán más suerte ya que esta hipótesis no quiere decir que las instituciones sean estáticas. La evolución puede darse perfectamente e incluso las instituciones muy disfuncionales pueden transformarse positivamente. Un ejemplo perfecto sería Botsuana que, tras independizarse de Gran Bretaña, logró consolidar un buen sistema democrático y convertirse en el país de crecimiento más rápido mundial. 

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