El Producto Interior Bruto (PIB) es el valor
monetario de los bienes y servicios finales producidos por una economía en un
periodo determinado, normalmente un año. Este indicador nos ayuda a medir el
crecimiento o decrecimiento de la producción de bienes y servicios de las
empresas de un país dentro de su territorio. Cabe destacar además que el PIB
está contemplado por la contabilidad nacional y no engloba servicios que no
surjan en el marco de la economía formal, es decir, trabajo en negro,
intercambios de servicios entre amigos, negocios ilícitos… etc.
Hay que tener en cuenta que el PIB nos habla de
la producción dentro de un determinado territorio, sin importar el origen de
las empresas. Por ejemplo, una compañía española con producción en Argentina
aporta al PIB argentino en lugar de al español, ya que la producción se lleva a
cabo en Argentina al margen de que la empresa sea española de origen.
La valoración monetaria del PIB puede realizarse
según el precio de mercado (incluyendo las subvenciones y los impuestos
indirectos) o de acuerdo al costo de los factores.
Existen diferentes clasificaciones de PIB. El que
se conoce como PIB nominal, por ejemplo, representa el valor financiero que se
obtiene al sumar los servicios y bienes producidos por un sistema económico a
valores corrientes del año en que fueron fabricados o generados. Esto permite evitar
las distorsiones producidas a partir de la inflación. El PIB de carácter real,
en cambio, es la valoración monetaria absoluta a valores constantes (de acuerdo
a los precios de un periodo anual tomado como punto de referencia).
Por último, el PIB per cápita mide la riqueza
material existente en un país a partir de la división del PIB total por el
número de habitantes. El resultado no refleja la realidad de cada persona, ya
que existen enormes diferencias en la distribución de la riqueza, pero si nos
permite elaborar una especie de “media”.
El PIB se mide sumando todas las demandas
finales de bienes y servicios en un período dado. Existen cuatro áreas de gasto:
el consumo total incluyendo el consumo privado y el consumo público (C), gasto público
(G), la inversión en nuevo capital pública y privada (I) y los resultados netos
del comercio exterior (exportaciones - importaciones). Obsérvese que las
exportaciones netas son iguales a las exportaciones (X) menos las importaciones
(M). El PIB es la suma de los siguientes términos:
PIB=C+G+I+(X-M)
Normalmente se utiliza el cálculo del PIB de
una nación para determinar la riqueza que ésta posee; sin embargo, el mismo no
refleja la crisis social y ambiental que día a día arrasa con todo el planeta,
por lo que deberían buscarse nuevas medidas que fueran más realistas.
Según una propuesta presentada por las Naciones
Unidas para el cuidado del Medio Ambiente, este dato, al que todos los países
se aferran para conocer la realidad, es un indicador perverso del bienestar
social, tan sólo refleja la cantidad de transacciones financieras que se han
hecho en ese país, sin importar a costa de qué o quiénes éstas fueron posibles.
En dicho informe pusieron varios ejemplos interesantes, entre los que se
encontraba este: si se tomara en cuenta a un país que posee exagerados recursos
forestales y en un año talara todos sus bosques, en dicho período el PIB
aumentaría considerablemente, sin embargo a largo plazo el territorio
empobrecería como consecuencia de la pérdida de sus recursos. De aquí podemos
deducir que el PIB es un indicador que permite conocer en cierta medida la
riqueza de una economía, pero no los cambios que esta puede sufrir debido a las
operaciones financieras que se producen en ella.
El producto interior bruto de España en el
tercer trimestre de 2014 ha crecido un 0,5% respecto al trimestre anterior,
tasa que es igual a la del segundo trimestre de 2014.La variación interanual
del PIB ha sido del 1,6%, 3 décimas mayor que la del segundo trimestre de 2014,
que fue del 1,3%.La cifra del PIB en el tercer trimestre de 2014 fue de 265.102
millones de euros y España tiene un PIB
Per cápita trimestral de 5.600€ euros, al igual que en el trimestre anterior.
Con el inicio del 2015, la economía llevará ya siete trimestres
consecutivos creciendo y se anotará el mayor crecimiento de la zona euro. Esta
situación, tal y como sostiene el Gobierno, permitirá también acabar el
ejercicio con un incremento del empleo, que aumentará al menos un 0,7% en el
conjunto de 2014. Según el ministro de Economía y Competitividad, Luis de
Guindos, espera que la economía sea capaz de crear más de 800.000 empleos entre
2014 y 2015 y no descarta revisar estas cifras al alza dada la evolución de los
precios del petróleo y su positivo impacto en la economía española. Además, la
Comisión Europea ha mejorado drásticamente las previsiones para la economía
española, que avanzará a una velocidad de crucero del 2,3 % en 2015, en lo que
supone la mayor revisión al alza de la eurozona.
Dado que estos datos son bastante positivos, la Comisión pone
como ejemplo al Gobierno español de la senda reformista que deberían adoptar
otros. “Después de tres años de recesión, la economía española empezó a crecer
en 2014 y parece consolidarse por la mejoría en el mercado de trabajo, de las
condiciones financieras, de la confianza y de la caída de los precios del
petróleo”, asegura el informe presentado por el vicepresidente Valdis
Dombrovskis y el comisario Pierre Moscovici. Inmediatamente después, Bruselas
cita los riesgos: “Los altos niveles de deuda privada y pública y el
desapalancamiento”, con el Estado, las empresas, los bancos y las familias
obligados a soltar lastre por ese flanco. “La velocidad del ajuste externo,
además, se va a reducir”, añade el documento.
Pese a la mejora general, es grande la creencia de que la crisis aún no ha
tocado a su fin y mucha gente pide prudencia a la hora de tomar determinadas
decisiones, como subir los salarios, un tema que sigue generando mucha
controversia en España.
Así, frente a los partidarios de subirlos en los sectores que ahora tiran
de la economía, algunos organismos como el Banco de España alertan de que tomar
medidas antes de tiempo en este ámbito puede poner en riesgo la recuperación. En
esta misma línea se mantiene el Gobierno, que sigue apelando a la moderación
salarial para seguir recuperando competitividad y recuerda además que los
sueldos mejorarán por si mismos en enero ante la bajada generalizada de precios
y la entrada en vigor de la reforma fiscal, que mejorará las nóminas de los
trabajadores.
Las previsiones económicas de Bruselas sirven como guía de tendencias, pero
han fallado sistemáticamente durante los últimos años. Las previsiones del
pasado noviembre fueron incapaces de anticipar el cierre de 2014: se
equivocaron por dos décimas con solo un
mes y medio por delante. Bruselas, sin embargo, es realista: la recuperación es
muy desigual, pese a que este año habrá crecimiento en los 19 países del euro.
Esa divergencia se debe al distinto ritmo de las reformas (o recortes), al
grado de ajuste de los balances bancarios, al proceso de desendeudamiento muy
acusado en algunos países y a media docena de razones más.
Podemos concluir entonces que, aunque España presente importantes mejores
respecto al crecimiento del PIB y el descenso del desempleo, no debemos pensar
que el problema de la crisis ya está solucionado, pues ya se ha advertido que
la recuperación será lenta y desigual. Además, como ya se ha dicho, los datos
del PIB pueden medir en cierta medida la riqueza de una economía midiendo el
crecimiento o decrecimiento de la producción de bienes y servicios, pero no
predecir los cambios que está sufrirá a medio o largo plazo.
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