lunes, 9 de febrero de 2015

La Unión Económica y Monetaria

La Unión Económica y Monetaria (UEM) es el área formada por el conjunto de países, dentro de la Unión Europea, que comparten un mismo mercado, y una misma moneda, el euro, y donde se ejecuta una política monetaria única. Supone la integración de los distintos países miembros en un Mercado Común en el que se respeten las "cuatro libertades", es decir, la libertad de circulación de mercancías, servicios, personas y capitales. Igualmente, se pretende el establecimiento de una Política Comercial Común respecto a los países que no pertenezcan a dicho Mercado Común.

Así mismo, la Unión Económica culmina con la Unión Monetaria, proceso por el cual se instauró el euro como moneda única de una parte de los países de la Unión Europea. Con la Unión Económica y Monetaria, la Unión Europea  dio un paso más en su proceso de integración económica que comenzó con su fundación en 1957.

Cuando en 1958 se fundó la Unión Europea, entonces llamada Comunidad Económica Europea, el objetivo era crear una unión aduanera y un mercado común para la agricultura. Posteriormente, este limitado mercado común se amplió para abarcar también los bienes y servicios dentro del mercado único, que ya se había realizado en gran medida en 1993. Actualmente, la Unión Europea se encuentra en la quinta etapa del proceso. La progresiva integración económica no se inició con la decisión de crear el euro: se trata de un largo proceso que forma parte de la historia de la UE y constituye uno de sus logros fundamentales.


La UEM nace de forma oficial en el año 1988 con el objetivo último de la implantación de una moneda única, el euro como continuación natural de la unión económica debido a la atribución a la existencia de una moneda única de una serie de ventajas en cuanto se preveía que la nueva moneda llevaría consigo un incremento de la actividad económica derivado de la eliminación de incertidumbres y costes de transacción por las operaciones de cambio de divisas, así como una mayor transparencia a los precios en los mercados comunitarios, facilitando así mayores intercambios.

La UEM se constituyó en tres fases. En la primera, que tuvo lugar desde 1990 a 1993, se suprimieron las limitaciones al movimiento de capitales entre los Estados miembros y se reforzó la cooperación entre los bancos centrales de los países. En 1992 se firmó el Tratado de Maastricht por el que se modifica el Tratado Constitutivo de la Unión para recoger la UEM. Este tratado preveía la supresión de las monedas nacionales por la moneda común y también fijaba una serie de condiciones económicas de convergencia, denominadas criterios de convergencia, relativas a la estabilidad de los precios dentro de unos parámetros marcados, al déficit público, a la deuda pública y a los tipos de cambio, que eran de obligado cumplimiento para los países que quisieran integrarse en la UEM. La segunda fase se produjo entre los años 1994 y 1998 y trajo consigo la creación del Instituto Monetario Europeo, que fue el predecesor del actual Banco Central Europeo. En 1998 se aprobaron los países que iban a formar parte de la UEM ya que cumplían los requisitos acordados en el Tratado de Maastricht varios años atrás. Estos países eran Alemania, Austria, Bélgica, España, Francia, Finlandia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos y Portugal. La tercera fase se inició el 1 de enero de 1999, fecha en la que se establecieron los tipos fijos de cambio de cada una de las monedas con respecto al euro, la moneda común de la UEM. Además, el Banco Central Europeo sustituye al Instituto Monetario Europeo. Aunque el euro existe desde esta fecha como unidad monetaria, de cambio y cotización en los mercados, no existía como realidad física, es decir, no se habían emitido todavía billetes y monedas de euros. El primer día del año 2002 comenzaron a circular las nuevas monedas y billetes de euro, lo que supuso a su vez la desaparición de las monedas de los respectivos países aunque sí se produjo una breve etapa de convivencia entre ambas monedas. En 2001 se incorporó Grecia a la Unión Económica y Monetaria y posteriormente se han añadido nuevos países: en 2007, Eslovenia; en 2008, Chipre y Malta, en 2009 Eslovaquia y en 2011 se produce la incorporación de Estonia. El 1 de enero de 2014 Letonia pasa a formar parte de la UEM siendo la última incorporación la de Lituania el 1 de enero de 2015.

Desde el punto de vista práctico, la UEM conlleva una coordinación de las políticas económicas y físcales de los Estados miembros, especialmente imponiendo límites máximos a la deuda y el déficit, como ocurre en el caso de la crisis financiera de Grecia. Además, la UEM implica una política monetaria independiente aplicada por el Banco Central Europeo, el sucesor del antiguo Instituto Monetario Europeo. Aunque todos los países miembros de la UEM participan en la Unión Económica, algunos han alcanzado un mayor grado de integración y han adoptado el euro como moneda única, formando la llamada zona euro o eurozona.

La UEM no está regida por una única institución responsable de la política económica, sino que los Estados miembros y varias instituciones de la UE comparten esta responsabilidad. El Consejo Europeo es el que establece las principales orientaciones de la política económica, decidiendo además si un Estado miembro puede adoptar el euro. El Parlamento Europeo comparte también con el Consejo la función legislativa. A pesar de la existencia de estas instituciones oficiales, son los Estados miembros los que establecen sus presupuestos nacionales, dentro de los límites acordados para el déficit y la deuda, y deciden sus propias políticas estructurales de empleo, pensiones y mercado de capitales, siendo  la Comisión Europea la encargada de realizar el seguimiento del cumplimiento y los resultados obtenidos. Por último, el Banco Central Europeo establece la política monetaria, con el objetivo primordial de la estabilidad de precios.

La actual crisis económica ha puesto de manifiesto la gran interdependencia de las economías que forman parte de la Unión Económica y Monetaria pero también la excesiva confianza de las instituciones ante las situaciones que se producían y la falta  de instituciones y mecanismos supranacionales para evitar los desequilibrios que dieron lugar a la crisis así como responder a la misma de forma efectiva-

La unión Económica y  Monetaria necesita ahora mejorar su gobernanza económica sobre todo en tres áreas,  fiscal,  financiera y la de la integración económica.

 Así, la Comisión Europea ha elaborado un Plan Director  para una Unión Económica y Monetaria más profunda, sólida y estable en los ámbitos fiscal, financiero, político  y económico.

 El Plan director exigirá la adopción de  diversas medidas, algunas a corto y otras a  medio y largo plazo, algunas de ellas podrán requerir además la modificación de alguno de los tratados vigentes en la actualidad.
La primera etapa  del Plan es la creación de una Unión Bancaria que ya es un hecho. El Parlamento Europeo aprobó en 2014 los tres textos fundamentales que sirven de fundamento a la Unión Bancaria. Se da así un gran paso hacia la estabilidad financiera y económica garantizando que los europeos no tengan que volver a pagar las  deudas de los bancos.

La segunda fase exigirá  el refuerzo de la aplicación colectiva de las políticas económicas y presupuestarias, incluidas las políticas fiscales y las políticas de empleo.
Por último, se deberá alcanzar un presupuesto autónomo para la zona del euro que ofreciera a la UEM la capacidad fiscal necesaria para ayudar a los Estados miembros afectados por perturbaciones económicas. Un marco de gobernanza económica y fiscal profundamente integrado podría permitir la emisión común de deuda pública, lo que mejoraría el funcionamiento de los mercados y la aplicación de la política monetaria. Esto constituiría la etapa final de la UEM.


Pero la exitosa culminación de este proceso requerirá  que Europa potencie los mecanismos de solidaridad necesarios para acelerar un  proceso de convergencia de manera más efectiva y eficaz que en el pasado. Sin embargo, como la situación de cada uno de los países que componen la UEM es muy distinta, esta deberá  actuar con cautela, combinando en su justa medida  la rigurosidad y ambición en los ajustes y  reformas estructurales con  una graduación temporal apropiada y la solidaridad del resto de miembros de la eurozona. De no ser así la zona euro tendría un futuro incierto.

PIB

El Producto Interior Bruto (PIB) es el valor monetario de los bienes y servicios finales producidos por una economía en un periodo determinado, normalmente un año. Este indicador nos ayuda a medir el crecimiento o decrecimiento de la producción de bienes y servicios de las empresas de un país dentro de su territorio. Cabe destacar además que el PIB está contemplado por la contabilidad nacional y no engloba servicios que no surjan en el marco de la economía formal, es decir, trabajo en negro, intercambios de servicios entre amigos, negocios ilícitos… etc.

Hay que tener en cuenta que el PIB nos habla de la producción dentro de un determinado territorio, sin importar el origen de las empresas. Por ejemplo, una compañía española con producción en Argentina aporta al PIB argentino en lugar de al español, ya que la producción se lleva a cabo en Argentina al margen de que la empresa sea española de origen.

La valoración monetaria del PIB puede realizarse según el precio de mercado (incluyendo las subvenciones y los impuestos indirectos) o de acuerdo al costo de los factores.
Existen diferentes clasificaciones de PIB. El que se conoce como PIB nominal, por ejemplo, representa el valor financiero que se obtiene al sumar los servicios y bienes producidos por un sistema económico a valores corrientes del año en que fueron fabricados o generados. Esto permite evitar las distorsiones producidas a partir de la inflación. El PIB de carácter real, en cambio, es la valoración monetaria absoluta a valores constantes (de acuerdo a los precios de un periodo anual tomado como punto de referencia).

Por último, el PIB per cápita mide la riqueza material existente en un país a partir de la división del PIB total por el número de habitantes. El resultado no refleja la realidad de cada persona, ya que existen enormes diferencias en la distribución de la riqueza, pero si nos permite elaborar una especie de “media”.

El PIB se mide sumando todas las demandas finales de bienes y servicios en un período dado. Existen cuatro áreas de gasto: el consumo total incluyendo el consumo privado y el consumo público (C), gasto público (G), la inversión en nuevo capital pública y privada (I) y los resultados netos del comercio exterior (exportaciones - importaciones). Obsérvese que las exportaciones netas son iguales a las exportaciones (X) menos las importaciones (M). El PIB es la suma de los siguientes términos:

PIB=C+G+I+(X-M)

Normalmente se utiliza el cálculo del PIB de una nación para determinar la riqueza que ésta posee; sin embargo, el mismo no refleja la crisis social y ambiental que día a día arrasa con todo el planeta, por lo que deberían buscarse nuevas medidas que fueran más realistas.

Según una propuesta presentada por las Naciones Unidas para el cuidado del Medio Ambiente, este dato, al que todos los países se aferran para conocer la realidad, es un indicador perverso del bienestar social, tan sólo refleja la cantidad de transacciones financieras que se han hecho en ese país, sin importar a costa de qué o quiénes éstas fueron posibles. En dicho informe pusieron varios ejemplos interesantes, entre los que se encontraba este: si se tomara en cuenta a un país que posee exagerados recursos forestales y en un año talara todos sus bosques, en dicho período el PIB aumentaría considerablemente, sin embargo a largo plazo el territorio empobrecería como consecuencia de la pérdida de sus recursos. De aquí podemos deducir que el PIB es un indicador que permite conocer en cierta medida la riqueza de una economía, pero no los cambios que esta puede sufrir debido a las operaciones financieras que se producen en ella.

El producto interior bruto de España en el tercer trimestre de 2014 ha crecido un 0,5% respecto al trimestre anterior, tasa que es igual a la del segundo trimestre de 2014.La variación interanual del PIB ha sido del 1,6%, 3 décimas mayor que la del segundo trimestre de 2014, que fue del 1,3%.La cifra del PIB en el tercer trimestre de 2014 fue de 265.102 millones de euros y España  tiene un PIB Per cápita trimestral de 5.600€ euros, al igual que en el trimestre anterior.


Con el inicio del 2015, la economía llevará ya siete trimestres consecutivos creciendo y se anotará el mayor crecimiento de la zona euro. Esta situación, tal y como sostiene el Gobierno, permitirá también acabar el ejercicio con un incremento del empleo, que aumentará al menos un 0,7% en el conjunto de 2014. Según el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, espera que la economía sea capaz de crear más de 800.000 empleos entre 2014 y 2015 y no descarta revisar estas cifras al alza dada la evolución de los precios del petróleo y su positivo impacto en la economía española. Además, la Comisión Europea ha mejorado drásticamente las previsiones para la economía española, que avanzará a una velocidad de crucero del 2,3 % en 2015, en lo que supone la mayor revisión al alza de la eurozona.

Dado que estos datos son bastante positivos, la Comisión pone como ejemplo al Gobierno español de la senda reformista que deberían adoptar otros. “Después de tres años de recesión, la economía española empezó a crecer en 2014 y parece consolidarse por la mejoría en el mercado de trabajo, de las condiciones financieras, de la confianza y de la caída de los precios del petróleo”, asegura el informe presentado por el vicepresidente Valdis Dombrovskis y el comisario Pierre Moscovici. Inmediatamente después, Bruselas cita los riesgos: “Los altos niveles de deuda privada y pública y el desapalancamiento”, con el Estado, las empresas, los bancos y las familias obligados a soltar lastre por ese flanco. “La velocidad del ajuste externo, además, se va a reducir”, añade el documento.
Pese a la mejora general, es grande la creencia de que la crisis aún no ha tocado a su fin y mucha gente pide prudencia a la hora de tomar determinadas decisiones, como subir los salarios, un tema que sigue generando mucha controversia en España.

Así, frente a los partidarios de subirlos en los sectores que ahora tiran de la economía, algunos organismos como el Banco de España alertan de que tomar medidas antes de tiempo en este ámbito puede poner en riesgo la recuperación. En esta misma línea se mantiene el Gobierno, que sigue apelando a la moderación salarial para seguir recuperando competitividad y recuerda además que los sueldos mejorarán por si mismos en enero ante la bajada generalizada de precios y la entrada en vigor de la reforma fiscal, que mejorará las nóminas de los trabajadores.

Las previsiones económicas de Bruselas sirven como guía de tendencias, pero han fallado sistemáticamente durante los últimos años. Las previsiones del pasado noviembre fueron incapaces de anticipar el cierre de 2014: se equivocaron  por dos décimas con solo un mes y medio por delante. Bruselas, sin embargo, es realista: la recuperación es muy desigual, pese a que este año habrá crecimiento en los 19 países del euro. Esa divergencia se debe al distinto ritmo de las reformas (o recortes), al grado de ajuste de los balances bancarios, al proceso de desendeudamiento muy acusado en algunos países y a media docena de razones más.

Podemos concluir entonces que, aunque España presente importantes mejores respecto al crecimiento del PIB y el descenso del desempleo, no debemos pensar que el problema de la crisis ya está solucionado, pues ya se ha advertido que la recuperación será lenta y desigual. Además, como ya se ha dicho, los datos del PIB pueden medir en cierta medida la riqueza de una economía midiendo el crecimiento o decrecimiento de la producción de bienes y servicios, pero no predecir los cambios que está sufrirá a medio o largo plazo. 


Inflación o deflación

La inflación es el aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios existentes en el mercado durante un período de tiempo, normalmente un año. Cuando el nivel general de precios sube, cada unidad de moneda alcanza para comprar menos bienes y servicios. Es decir, que la inflación refleja la disminución del poder adquisitivo de la moneda: una pérdida del valor real del medio interno de intercambio y unidad de medida de una economía. Una medida frecuente de la inflación es el índice de precios, que corresponde al porcentaje anualizado de la variación general de precios en el tiempo, siendo el más común es el índice de precios al consumo o IPC.

Los efectos de la inflación en una economía son muchos, y pueden ser tanto positivos como negativos. Los efectos negativos de la inflación incluyen la disminución del valor real de la moneda a través del tiempo (es decir, con más dinero comparemos menos cosas), el desaliento del ahorro y de la inversión debido a la incertidumbre sobre el valor futuro del dinero, y la escasez de bienes. Los efectos positivos incluyen la posibilidad de los bancos centrales de los estados de ajustar las tasas de interés nominal con el propósito de mitigar una recesión y de fomentar la inversión en proyectos de capital no monetarios.


Entre las corrientes económicas más aceptadas existe generalmente consenso en que las tasas de inflación muy elevadas y la hiperinflación son causadas por un crecimiento excesivo de la oferta de dinero. Las opiniones sobre los factores que determinan tasas bajas a moderadas de inflación son más variadas. La inflación baja o moderada puede atribuirse a las fluctuaciones de la demanda de bienes y servicios, o a cambios en los costos y suministros disponibles (materias primas, energía, salarios, etc.), tanto así como al crecimiento de la oferta monetaria. Sin embargo, existe consenso que un largo período de inflación sostenida es causado cuando la emisión de dinero crece a mayor velocidad que la tasa de crecimiento económico.

Hoy en día, la mayoría de las corrientes económicas están a favor de una tasa pequeña y estable de inflación. Una inflación pequeña (en vez de nula o negativa) puede reducir la severidad de las recesiones económicas al permitir que el mercado laboral pueda adaptarse más rápidamente en una crisis, y reducir el riesgo de que una trampa de liquidez impida una política monetaria de estabilización de la economía. La tarea de mantener la tasa de inflación baja y estable se asigna generalmente a las autoridades monetarias de cada país. En general, estas autoridades monetarias son los bancos centrales, que controlan el tamaño de la emisión monetaria mediante la fijación de las tasas de interés, a través de transacciones en el mercado de divisas, y mediante la creación de la banca de reservas. Estos bancos centrales coinciden en que el nivel de inflación ideal es del 2 % o incluso el 3%.

Al índice negativo en la tasa de inflación (una baja generalizada de los precios) se lo denomina deflación. Esto puede generar ciertas ventajas como la aparición de un círculo vicioso: al bajar los precios de todos los productos del mercado el sueldo real de los trabajadores aumenta, la cantidad de cosas que estos pueden comprar con la misma cantidad de dinero es mayor, esto envía un mensaje a los empresarios diciéndoles que deben disminuir la cantidad de trabajadores e intercambiarlos por equipo capital, esto mueve a la fuerza laboral de sus puestos de trabajo en las áreas de la economía cercanas al consumo, a las más alejadas, ya que se crea una nueva demanda de equipo capital. Los empresarios redirigen sus inversiones a producir maquinaria, por lo cual todas las áreas de la economía relacionadas con la producción necesitan más empleados, y al ser el área de producción mucho más extensa que el área de consumo la demanda por empleados aumentan aún más los sueldos de los trabajadores. Los trabajadores mejoran su productividad al tener más equipo capital disponible para ellos, lo que causa un nuevo aumento en sus salarios, y más deflación debido a la nueva oferta de productos en el mercado haciendo a la región o país más rico al encontrar en estas muchas más cosas de valor.


La certeza de que el dinero valdrá más en el futuro crea un aumento del ahorro, lo que ayuda a disminuir aún más los precios de los bienes de consumo y también aumenta la cantidad de dinero en los bancos destinado a préstamos en forma de cuentas a plazo fijo; de esta forma, al haber una gran oferta de dinero destinado para crédito el precio de los préstamos baja, es decir la tasa de interés, esto también ayudado con el hecho de que una moneda más valiosa atrae capital extranjero, y todas las nuevas inversiones extranjeras que se dan en el país donde la deflación está teniendo efecto, disminuyen la demanda de préstamos bancarios nacionales. Los efectos virtuosos de la deflación se pueden ver en países como Suecia donde una moneda fuerte atrae capital extranjero que está dispuesto a soportar todas las trabas comerciales y los fuertes impuestos para obtener dividendos en esa moneda específica.

La deflación es muy peligrosa ya que es muy complicado salir de ella, puesto que se crea un círculo vicioso porque al caer la demanda, las empresas ven reducidos sus beneficios al tener que reducir los precios para conseguir ventas, como consecuencia de ello, tienen que reducir costes, lo que significa que tienen que recortar empleados. A su vez, si hay gente que se queda sin trabajo, la demanda seguirá disminuyendo ya que estos dejarán de comprar también. Para que esto no ocurra se han generado ciertas medidas en contra de la deflación. Un ejemplo de una deflación con efectos negativos a largo plazo es la que permitió Japón en la década de los 80, que llevo a su economía a un estancamiento. Esto nos indica que aunque la deflación puede parecer algo positivo a corto plazo (evidentemente los precios bajan y el consumo aumenta) no siempre constituye algo bueno a largo plazo. Al igual que con la inflación, se debe lograr un término medio para que no acabe teniendo efectos negativos en la economía.

Como conclusión cabe decir que podemos observar como la inflación debería de ser algo bueno para los endeudados siempre que se vea acompañado con el incremento de sus ingresos (como los salarios). Esto no sería bueno en España ya que nosotros necesitamos ganar competitividad en el exterior y tenemos que generar más empleo para reducir la tasa de paro (23,7% según la EPA el pasado mes de Diciembre). Pero con la deflación hay que tener cuidado ya que si los consumidores o los inversores generan expectativas sobre que los precios van a seguir bajando, puede que paralicen sus decisiones de gasto hasta que vean que los precios vuelven a subir. Esto es algo que se ha podido ver en el mercado de la vivienda.

Demanda agregada

La demanda agregada se define como la suma del gasto en bienes y servicios que los consumidores, las empresas y el Estado están dispuestos a comprar a un determinado nivel de precios. La demanda agregada depende tanto de la política monetaria y fiscal como de otros factores. La demanda agregada se relaciona a través del flujo circular con el ingreso y el gasto; toda producción de una economía (Y) debe tener un destino, es decir, los diferentes fines por los que se demanda la producción y en concreto el PIB. La demanda total de producción interior está formada por la suma de los cuatro siguientes componentes: el consumo (C), que depende de la renta disponible; la inversión (I), que depende de la producción actual y futura esperada, de los tipos de interés y los impuestos; el gasto público (G) en bienes y servicios, es decir, compras de bienes y servicios que realiza el Estado y las exportaciones netas (X-M, siendo X la exportación total y M la importación total), que dependen de la producción y precios interiores y extranjeros, además del tipo de cambio.

Dentro dela demanda agregada se puede distinguir la demanda interna y la demanda externa. La demanda interna está compuesta por el consumo, la inversión y el gasto público, es decir: C+ I + G. La demanda externa, por el contrario, está constituida únicamente por las exportaciones netas (X-M). La curva de la demanda agregada muestra las combinaciones del nivel de precios y el nivel de producción con las que los mercados de bienes y dinero se encuentran simultáneamente en equilibrio.
 
La curva de la demanda agregada tiene una pendiente negativa con relación a los precios. Con esto podemos ver que manteniendo constantes los demás factores, cuando desciende el nivel de precios en una economía tiende a incrementarse la cantidad de bienes y servicios demandada. Esto quiere decir que cuantos menos productos halla, más productos querremos. Además, la curva de la demanda agregada es descendente por varios motivos. Uno de ellos es el efecto tipo de interés, que implica que cuando desciende el nivel de precios, disminuye también la demanda de dinero que depende de ellos. Al descender esta demanda de dinero, el equilibrio entre la oferta monetaria y la demanda monetaria se produce a un nivel inferior de tipo de interés, lo que hace subir la inversión y el consumo, incrementando la demanda agregada. Por lo tanto, permaneciendo constantes todos los demás factores, un descenso de los precios produce incremento de la demanda agregada. Esto se podría traducir en que cuanto menor sean los precios más productos querremos. También nos encontramos con el efecto riqueza de Pigou, que establece que ante una disminución de los precios, el dinero tiene más valor pues puede usarse para comprar más bienes y servicios, lo que provoca que los consumidores se sientan más ricos y les fomenta a consumir más y más, elevando entonces la cantidad demandada de bienes y servicios. Por último, el efecto tipo de cambio de Mundell-Fleming establece que la reducción de precios provoca una reducción de los tipos de interés, que a su vez hace que los inversores nacionales traten de conseguir mayor rendimiento invirtiendo en el extranjero. Al tratar de convertir moneda nacional en moneda de otros países, se eleva la oferta nacional en el mercado de divisas, lo que provoca una depreciación de esta moneda en relación con otras, estimulando las exportaciones y reduciendo las importaciones. Por lo tanto, esto hace que también se incremente la demanda agregada.

La pendiente negativa de la curva de demanda agregada muestra que un descenso del nivel de precios aumenta la cantidad total demandada de bienes y servicios. Un desplazamiento en la curva de la demanda agregada puede producirse por cambios en las expectativas, pues las familias y empresas gastan más ahora si son optimistas sobre el futuro y menos si son pesimistas. En el primer caso se desplazará a la derecha y en el segundo a la izquierda. También pueden producir un desplazamiento en la curva de demanda agregada las variaciones en la riqueza, es decir, si los activos de los hogares se revalorizan por el aumento del valor en la bolsa de las acciones por ejemplo, las familias consumirán más y la curva de demanda agregada se desplazará hacia la derecha.  Las variaciones en el volumen del capital físico son también una de las causas de desplazamiento de la curva de la demanda agregada: cuando las empresas estimen que disponen de menos capital físico del que necesitan para producir, aumentarán su gasto en inversión y por tanto la curva de demanda agregada se desplazará a la derecha. Además, cualquier cambio que afecte a alguno de los componentes de la demanda agregada (consumo privado, inversión, gasto público o exportaciones netas) producirá también un desplazamiento a uno u otro lado de la curva de la demanda agregada.

Las políticas  macroeconómicas pueden modificar a su vez la demanda agregada y es por ello que el Estado las utiliza con frecuencia para resolver crisis económicas y estabilizar el ciclo. La política fiscal consiste en el uso de impuestos y gasto público como estabilizadores del ciclo económico. En las recesiones se suele incrementar el gasto y reducir los impuestos, por lo que la curva de la demanda agregada tiende a desplazarse a la derecha. La política monetaria consiste en modificar la cantidad de dinero en circulación y en cambiar el tipo de interés. Si redujésemos la primera y subiésemos el segundo, la curva de la demanda agregada se desplazaría hacia la izquierda a través de los impactos sobre el consumo y la inversión.


Si la oferta agregada coincide con la demanda agregada  para un determinado nivel de precios se logra una situación llamada el equilibrio macroeconómico. Este equilibrio puede alterarse por desplazamientos de oferta y demanda. Esto últimos están muy relacionados con los cambios en políticas monetarias y fiscales, por lo que el Estado debe ser cauteloso en cuanto a ellas. Estas políticas macroeconómicas pueden ser especialmente útiles para los ajustes hacia el equilibrio de largo plazo, una situación ideal para una economía.

Actualmente la Unión Europea se encuentra en una situación de crisis financiera. España es uno de los países más afectados por esta crisis que ha ocasionado numerosos problemas, entre ellos una enorme escasez de demanda agregada. Esto ya ocurrió en los años 30 en EEUU y Europa y es lo que está ocurriendo ahora en países como Grecia, Italia y, por supuesto, España. Una vez existe una escasez de demanda, una macroeconomía entra en una depresión. Eso significa que las reducciones salariales generan paro y que los tipos de interés cero no consiguen ya estimular la inversión. Si el gobierno introduce la austeridad y apoya el poder negociador de los empresarios para reducir los salarios, el resultado es una reducción de la demanda agregada y una profundización de la recesión.

La demanda interna es la que más sufre la crisis, ya que la demanda externa no se ha comportado del todo mal estos últimos años, habiendo subido en cierta medida el turismo y las exportaciones. Sin medios para aumentar la demanda interna, España no saldrá de la crisis hasta 2020. La Demanda  Interna es el estímulo adecuado para salir de la crisis, aumentar el empleo, reducir el paro, aumentando la actividad económica. Para aumentar esta demanda interna, sería necesario tomar dos medidas importantes. La primera de ellas es aumentar el gasto público productivo, bajar el improductivo y la otra aumentar los salarios y los subsidios para fomentar el aumento del consumo interno. Si los salarios de las familias aumentan, estas se sentirán más ricas y tendrán mejores expectativas, por lo que querrán consumir más productos. Mediante estas dos medidas se podría lograr un aumento de la demanda agregada de España, aunque, evidentemente, las cosas no resultan tan sencillas dada la actual situación y habría que buscar una manera de que estas medidas fuesen acorde con las circunstancias actuales de la economía española y resultasen viables. 

Oferta agregada

La oferta agregada es la cantidad total de bienes y servicios que se ofrecen a la venta a los diferentes precios posibles. No existe un consenso entre los economista en relación a la forma de la función de oferta agregada. Para los economistas clásicos, la curva de oferta agregada es vertical y se corresponde con una perspectiva de largo plazo, por lo que el producto ofrecido es independiente del nivel de precios. Estos economistas confían en que el mercado corregirá él mismo las fuerzas del mercado. Por otro lado, para los Keynesianos la curva de oferta agregada es de inclinación positiva y, al contrario que para los clásicos, se corresponde con una perspectiva de corto plazo. A corto plazo y debido a la ley de rendimientos marginales, que establece que a medida que se van sumando más cantidades iguales de un factor, suponiendo los demás factores constantes, se acaba alcanzando un punto en el que son cada vez menores los aumentos de la producción, el aumento en la producción de la economía va asociado a un incremento de los costes y por tanto de los precios.

Podemos ver que la diferencia más notable entre ambos enfoques es que los clásicos argumentan que los precios y salarios son flexibles de manera que la economía tiende a alcanzar su situación de equilibrio a largo plazo, mientras que los Keynesianos opinan que los precios y salarios se ajustan con lentitud, de forma que las fuerzas equilibradoras requieren mucho tiempo para colocar a la economía en una situación de equilibrio.

También podemos considerar la oferta agregada como la cantidad ofrecida de ciertos productos en forma generalizada. La curva de la oferta agregada muestra la cantidad de producción que ofrecen las empresas a los diferentes niveles de precios, lo cual resume la relación entre los mercados de bienes y factores. La pendiente es positiva ya que a medida que el nivel de producción sube, también suben los salarios. Se refiere al volumen de producción que fabricarán y venderán las empresas dados los precios vigentes, los costes y la capacidad productiva de estas empresas. La oferta está también relacionada con el nivel de producción potencial.

La oferta agregada está constituida por varios componentes. La tierra es un factor productivo, y un término usado ampliamente por los economistas que incluye no sólo la tierra cultivable, sino también otros recursos naturales (como recursos geológicos) que vienen con la tierra. El trabajo representa el tiempo y las capacidades intelectuales y físicas que las personas dedican a las actividades productivas. Los recursos de capital son los bienes que no se destinan al consumo, sino que se emplea para la producción de otros bienes. Dentro de esta categoría de bienes se incluyen las máquinas, las herramientas, las computadoras, los edificios, los camiones, etc. También encontramos los recursos naturales, refiriéndonos a todo lo que aporta la naturaleza al proceso productivo. Esto es la tierra, los minerales, el agua, el aire, etc. Otro de sus componentes es el cambio tecnológico, el beneficio obtenido por introducción de una tecnología nueva, para el mejoramiento de la productividad de los factores. Por último, la productividad total de los factores: la literatura sugiere indirectamente que las medidas de libre mercado tienden generalmente a acelerar el crecimiento de la productividad, ya que por ejemplo los países cuyo estado es más pequeño y mantienen abiertos los mercados, no ponen barreras a las importaciones y fomentan el comercio exterior crecen más deprisa.

La razón de que la curva de oferta agregada tenga pendiente positiva a corto plazo es que un aumento del nivel general de precios de la economía tiende a elevar la cantidad ofrecida de bienes y servicios, de la misma manera que un descenso del nivel de precios tiende a reducir la cantidad de bienes y servicios ofrecidos en la economía. Además, encontramos explicación a esto en tres teorías. La primera de ellas es la teoría de la rigidez de los salarios que establece que los salarios nominales se ajustan lentamente, es decir, son rígidos a corto plazo, por lo que los salarios no se ajustan inmediatamente ante una caída de precios. La disminución de los precios hace que el empleo y la producción sean menos rentables y, por tanto, las empresas comienzan a reducir la cantidad de bienes y servicios ofertados. La teoría de la rigidez de precios observa que los precios de algunos bienes y servicios se ajustan lentamente por lo que un descenso imprevisto del nivel de precios hace que algunas empresas tengan unos precios más altos de lo deseado, lo que reduce las ventas y esto hace que las empresas reduzcan a su vez la cantidad de servicios y bienes que producen. Por último, la teoría de las percepciones erróneas establece que la variación del nivel general de precios puede confundir temporalmente a los oferentes sobre lo que está ocurriendo en los mercados en los que venden su producción y estas percepciones erróneas sobre los precios relativos inducen a los oferentes a responder al descenso del nivel de precios reduciendo la cantidad ofrecida de bienes y servicios.


La curva de oferta agregada a corto plazo podría desplazarse por las mismas causas que fomentan el desplazamiento en la curva de oferta agregada a largo plazo, es decir, las variaciones de la tierra, el capital, el trabajo, los recursos naturales, el nivel tecnológico y la productividad total de los factores. También es posible el desplazamiento de la curva de oferta agregada a corto plazo por cambios en el nivel esperado de precios. Un aumento del nivel esperado de precios hace que la cantidad ofrecida de bienes y servicios disminuya y desplaza la curva de oferta agregada a corto plazo a la izquierda. Los salarios suben, los costes aumentan y las empresas deciden ofrecer una cantidad menos de bienes y servicios sea cual sea el nivel efectivo de precios. Por el contrario, un descenso del nivel esperado de precios aumenta la cantidad ofrecida de bienes y servicios y desplaza la curva de oferta agregada a corto plazo hacia la derecha. En este caso, los salarios son bajos, los costes disminuyen y las empresas aumentan la producción a cualquier precio dado.

En el caso de España, uno de los componentes más relevantes de nuestra oferta agregada es el trabajo, ya que España destaca en la formación de sus trabajadores, aunque luego la regulación laboral y la situación de crisis financiera que vivimos actualmente no sean las circunstancias más adecuadas para la explotación de manera eficiente de este factor productivo, provocando que muchos de estas personas tengan que emigrar a países donde sus capacidades y su cualificación sean mejor valoradas y, por ende, mejor remuneradas. En mi opinión, el Gobierno debería mejorar las condiciones y la regulación laboral española para que no se desperdicien trabajadores con un nivel tan alto de formación. Además, estos trabajadores podrían lograr un incremento en el I +D estimulando a su vez el cambio tecnológico.


Regulación laboral

Las relaciones laborales son aquellas que se establecen entre el trabajo y el capital en el proceso productivo. En esa relación, la persona que aporta el trabajo se denomina trabajador, en tanto que la que aporta el capital se denomina empleador, patronal o empresario. El trabajador siempre es una persona física, en tanto que el empleador puede ser tanto una persona física como una persona jurídica.

El contrato de trabajo son las normas que regulan la relación laboral en las sociedades modernas. El contrato de trabajo es un acuerdo entre empresario y trabajador por el que éste se obliga a prestar determinados servicios por cuenta del empresario y bajo su dirección, a cambio de una retribución. Un contrato de trabajo supone unos derechos para el trabajador, que se convierten en obligaciones para el empresario. Al mismo tiempo, las obligaciones que contrae el trabajador se convierten en derechos de su empresario. Su duración puede ser indefinida (contrato fijo) o determinada (contrato temporal). Las normas que regulan cada tipo de contrato temporal establecen, por su parte, cuál es la duración mínima y máxima de cada contrato. Uno de los datos más importantes que se establecen en los contratos es el salario o remuneración. La mayoría de los conflictos y usualmente las cuestiones más controvertidas, están relacionadas con el salario. El salario es la plusvalía del esfuerzo físico o mental que contribuye en el proceso productivo a obtener un bien de uso o brindar un servicio. Se define como remuneración a la contraprestación que se brinda en dinero o en especie al trabajador por poner a disposición del empleador su capacidad de trabajo. Esto implica el conocimiento de ambas partes de obligarse al cumplimiento de determinados deberes y obligaciones, como por ejemplo para el empleador: dar trabajo y pagar una remuneración por el mismo, y en el caso del trabajador estar a disposición un determinado número de horas en un día (jornada laboral) a efectos de realizar tareas que le son encomendadas por el empleador.


 Para la determinación del salario existen múltiples posiciones, muchas veces contradictorias, y regulaciones legales. La referencia principal para la determinación del salario es el llamado salario mínimo. El salario mínimo es una decisión del Estado estableciendo un monto mínimo para todos los salarios. En muchos casos esa decisión se adopta de manera consensuada con las organizaciones sindicales y de empleadores. En algunos países el salario mínimo se establece por estado-provincia (regionalmente), en tanto que en otros países se establece para todo el país. Dos parámetros básicos suelen utilizarse para establecer los salarios: la ganancia del capital y la productividad del trabajo. En el primer caso se calcula el porcentaje sobre el valor agregado que corresponde a las ganancias del capital y a los salarios; en los países más desarrollados el porcentaje correspondiente a los salarios es considerablemente más alto que en los países no desarrollados. En el segundo caso se calcula el producto generado por un trabajador en determinado tiempo de trabajo; en general, a mayor producción en el mismo tiempo, debería corresponder un aumento salarial. En los convenios colectivos suelen establecerse grillas salariales en relación con la categoría de cada trabajador, es decir con la complejidad y capacitación necesaria para cada tarea.

Existen diferentes tipos de contrato de trabajo, regulados de diferente manera, entre los que se distinguen cuatro contratos principales. Los contratos indefinidos son aquellos que se conciertan sin establecer límites en la prestación de los servicios. Podrán ser verbales o escritos, debiendo ser comunicados en la Oficina de Empleo en los diez días siguientes a su concertación. El contrato de trabajo se podrá celebrar por escrito o de palabra. Se presumirá existente entre todo el que presta un servicio por cuenta y dentro del ámbito de organización y dirección de otro y el que lo recibe a cambio de una retribución a aquél. Los contratos temporales son aquellos que se conciertan con límites de tiempo en la prestación de los servicios, en cuanto a la duración del contrato. Tiene una duración máxima de tres años, ampliables a cuatro por convenio colectivo. Dentro de los contratos temporales y teniendo en cuenta su temporalidad, podemos distinguir tres tipos: el contrato de obra o servicio determinado (para la realización de un servicio concreto), el contrato eventual por circunstancias de la producción y el contrato de interinidad. Después tenemos el contrato en prácticas, que supone la prestación de un trabajo retribuido que facilita al trabajador una práctica profesional adecuada a su nivel de estudios. De esta manera consigue una experiencia profesional que le será de mucha utilidad para su futuro laboral. Para la empresa, el contar con trabajadores en prácticas le garantiza una renovación constante de personal formado recientemente y con posibilidades, si responde a los intereses de la empresa, de quedarse en plantilla cuando finalice su período de prácticas. Los trabajadores que pueden ser contratados en prácticas deben cumplir una serie de requisitos: han de estar en posesión de un título universitario (licenciatura o diplomatura), de formación profesional específica o encontrarse en posesión de otros títulos oficiales que les habiliten para el ejercicio profesional siempre que no hayan transcurrido más de 4 años desde su obtención (o dentro de los 6 posteriores si el contratado es un trabajador minusválido). La duración de un contrato en prácticas no debe ser inferior a seis meses ni superior a dos años y se tendrá en cuenta, a estos efectos, las ocasiones en las que el trabajador ha sido contratado en prácticas en otras empresas .Se establece un período de prueba que no puede ser superior a un mes para trabajadores con título de grado medio y dos meses para trabajadores con título de grado superior. Por convenio colectivo se podrán fijar otras duraciones del período de prueba .La retribución de los trabajadores en contrato de prácticas durante el primer año es del 60% del salario fijado en convenio para un trabajador que desempeñe el mismo o equivalente puesto de trabajo, percibiendo en el segundo año un 75 %. Por último, el contrato para la formación y el aprendizaje tiene por objeto la cualificación profesional de los trabajadores en un régimen de alternancia de actividad laboral retribuida en una empresa con actividad formativa recibida en el marco del sistema de formación profesional para el empleo o del sistema educativo.

Continuando con el tema de las relaciones laborales, cabe decir que España es un país que, debido a la crisis, ostenta una de las mayores tasas de desempleo de la Unión Europea (23,9 % en Noviembre de 2014 según la EPA). Entre 2008 y 2014 se perdieron en España unos 3,4 millones de puestos de trabajo, un dato muy poco esperanzador. En mi opinión, para reducir el desempleo, los gobiernos no deben intervenir en la parte empresarial de las economías. Es decir, no deben montar empresas o tomarlas del sector privado y mucho menos rescatar a una que está fracasando. Tampoco deben montar fondos para que, con nuestro dinero, los funcionarios elijan campeones del futuro, como hemos visto en la nueva ronda de anuncios, con la creación de un fondo para invertir en nuevos negocios medio ambientales. Todas estas medidas siguen el camino del despilfarro del dinero público y, no sólo eso, esta competencia desleal pone en peligro a las empresas que lo están haciendo bien, y a sus trabajadores también. La creciente presencia del gobierno en la economía privada, como hablé ayer en estas páginas, es el camino a la pobreza. El papel del gobierno en el sector privado es menos eficiente ya que los políticos tienen muchos objetivos que quieren cumplir y sólo uno de ellos es la de ser rentables con sus inversiones. Por otra parte, sólo cuando es tu dinero el que vas a perder serás muy cuidadoso y muy eficiente en no perder tu dinero y en maximizar la rentabilidad obtenida por el riesgo empresarial asumido. En resumen, el primer paso para reducir el desempleo es dejar que el sector privado prime sobre el sector público en términos empresariales.

El papel de los gobiernos en el mundo empresarial debería limitarse a la regulación de las actividades para proteger a los consumidores y a los trabajadores en contra de la explotación y para establecer bases de competencia igualitaria. Invertir en los servicios básicos, especialmente en educación, muy importante, y poco más. La creación de empleo viene de las empresas que invierten y crean. Los gobiernos sólo entorpecen cuando toman recursos privados y crean artificialmente puestos de trabajo que, a la larga, y no tan a larga, empobrece a la economía. Hay muchas cosas que hay que hacer para reducir el desempleo, pero el primero es la filosofía. La labor de los gobiernos debe ser, manteniendo las regulaciones necesarias, sólo las necesarias, quitarse delante y entorpecer el mínimo posible.

Más preocupante aún es la tasa de paro juvenil española que se encuentra alrededor del     52,4 % de los menores de 25 años. Parece ser que son los jóvenes los que se ven más perjudicados con la regulación laboral existente, ya que no son contratados debido a que no poseen experiencia laboral y tampoco pueden poseer experiencia ya que no son contratados en ninguna parte, lo que nos lleva a un eterno círculo vicioso del que es muy difícil salir. Últimamente y debido a los efectos de la crisis, muchos jóvenes se han visto obligados, a pesar de ostentar un título universitario o tener formación profesional en algún campo, a aceptar empleos que nada tienen que ver con su formación y sus estudios. Debido a esta dificultad para conseguir un buen empleo con un contrato decente, se ha venido produciendo un fenómeno conocido como la fuga de cerebros: jóvenes que emigran de su país para instalarse en otros en los que los empleos relacionados con su sector son más abundantes y están mejor remunerados. Otro de los problemas a solucionar acerca del desempleo juvenil es el aumento de los contratos basura. Según un estudio elaborado por el Centro Reina Sofía de Adolescencia y Juventud, casi el 20 % de los jóvenes encuestados entre 18 y 24 años trabaja o ha desempeñado su último empleo sin contrato, mientras que el 44% lo ha hecho con un contrato temporal, lo que no es más que una constatación de otro dato: el 48,6 % de estos jóvenes aceptaría cualquier trabajo y en cualquier lugar, aunque tuviera un sueldo bajo.

Esto da que pensar acerca de lo que podría hacer o no hacer el Gobierno para mejorar las condiciones laborales de los jóvenes y tratar de aumentar su contratación en empleos relacionados con su campo. En mi opinión, el Gobierno debería fomentar o subvencionar de alguna manera la contratación de jóvenes para que adquieran experiencia laboral y puedan obtener más tarde otros empleos con contratos legales y regulados que les garanticen un sueldo decente y unas condiciones laborales óptimas. 

Hipótesis de las instituciones

La hipótesis de las instituciones es una teoría que afirma que las desigualdades existentes en el mundo son producto de las diferentes instituciones que ostenta cada país. Se asume, así, que dos sociedades con similares dotaciones de factores, pero con marcos institucionales diferentes, pueden presentar trayectorias de desarrollo muy diferentes. Las instituciones no solo influyen en las perspectivas económicas de un país, sino que determinan la distribución del ingreso entre particulares y grupos; dicho de otro modo, repercuten en la cantidad de recursos sociales y, además, en la manera en que se distribuyen.

Según esta teoría, prosperarán más aquellos países con instituciones que incentiven la inversión (en educación, capital o tecnología) y la utilización eficiente de los recursos. Los autores del libro Por qué fracasan los países, que trata de buscar una respuesta las desigualdades económicas presentes en el mundo, establecen que el triunfo o fracaso de un país depende de si tiene instituciones extractivas (fracaso) o inclusivas (triunfo). En el libro se utiliza el ejemplo práctico de las dos Coreas, entre las que no existen diferencias geográficas o culturales,  sino diferencias institucionales corporizadas en una frontera política entre una dictadura cerrada en Corea del Norte, controlada por el partido comunista local, y una democracia pluralista en Corea del Sur. La consecuencia económica de las diferencias institucionales es que Corea del Sur tiene un ingreso per cápita diez veces mayor que Corea del Norte.  


Las tres características clave de las instituciones “buenas” o inclusivas son la aplicación de los derechos de propiedad a un segmento amplio de la sociedad, de tal manera que varias personas tengan incentivos para invertir y participar en la actividad económica; límites a las acciones de las elites, los políticos y otros grupos poderosos, para evitar que expropien los ingresos y las inversiones de otros o que creen condiciones que les favorezcan; y cierto grado de igualdad de oportunidades para segmentos amplios de la sociedad, a fin de que las personas puedan invertir, especialmente en capital humano, y dedicarse a actividades económicas productivas. Estas instituciones buenas contrastan con las condiciones de muchas sociedades, pasadas y actuales, en las que la aplicación del Estado de derecho es arbitraria, los derechos de propiedad no existen para la gran mayoría de la población, el poder político y económico de las elites es ilimitado, y solo unos pocos tienen acceso a la educación, el crédito y oportunidades de producción.

Las instituciones políticas inclusivas corresponden a las sociedades pluralistas que distribuyen el poder ampliamente, de modo que el poder es ejercido por una coalición amplia. Se agrega que es necesario un estado suficientemente centralizado y poderoso para que pueda proveer seguridad y justicia, además de servicios públicos. En las instituciones políticas extractivas, en cambio, el poder se concentra en una elite reducida que enfrenta pocas restricciones a su accionar. Esta elite diseña las instituciones para beneficiarse y enriquecerse. Relacionan las instituciones políticas extractivas con un freno al proceso de innovación tecnológico (la destrucción creativa) en la medida en que el desarrollo pueda ser una amenaza para su poder político. Para que se produzca una transición de las instituciones económicas extractivas a las inclusivas, es necesario que se movilicen los excluidos para imponer su reclamo a las elites. Cuando en un país las instituciones son inclusivas se generará un círculo virtuoso. Las instituciones seguirán expandiéndose, se harán más fuertes y para las élites será más difícil pararlas. Las instituciones inclusivas también eliminan el peligro de que las élites exploten al pueblo, dado que ganarían muy poco con ello y, en cambio, perderían mucho si tuviesen que reprimir la democracia. Elementos clave para que este círculo virtuoso funcione son el pluralismo político y los medios de comunicación libres, que proporcionan información sobre los peligros y las amenazas a las instituciones inclusivas.

Naciones con naciones con instituciones inclusivas podrían ser Japón, Canadá, Estados Unidos y los países de Europa Occidental. Por otra parte, China y Rusia son países con instituciones de tipo extractivo, donde el gobierno se protege de las innovaciones a través de la burocracia o estratagemas como impuestos muy altos. Por la misma razón, el gobierno también impide la formación de asociaciones cívicas y deja muy poco margen para que los ciudadanos puedan opinar sobre la gestión del país. En consecuencia, estos tipos de estados estarán destinados a ser más pobres y atrasados tecnológicamente que los que cuentan con instituciones inclusivas. Los casos más extremos de países con instituciones políticas extractivas llegan a ser “estados fallidos”. Estas son naciones en las que las élites que gobiernan agotan el capital estatal y, de tal forma, llevan al sistema entero a la corrupción. Ejemplos de “estados fallidos” podrían ser Angola, Costa de Marfil y Somalia.

Los autores utilizan también el ejemplo de América Latina, que consideran que es más pobre que Estados Unidos o Canadá porque el oro y el sometimiento a la esclavitud de sus pueblos permitieron a los colonizadores la instauración de una economía extractiva de explotación, mientras que en América del Norte, dada la escasez de estos recursos, la única manera para los colonizadores de sacar provecho de su colonia fue la instauración de instituciones inclusivas, que incentivaran a los colonos a invertir y trabajar. Sin embargo y contradiciendo en cierta medida la hipótesis de las instituciones, se reconoce la posibilidad de que un país pueda alcanzar un buen nivel de prosperidad bajo instituciones extractivas. Esto es porque las élites pueden designar temporalmente los recursos hacia actividades muy productivas bajo su control (por ejemplo, de la agricultura a la industria). Aun así, este crecimiento económico no será sostenible a largo plazo. Así, cuando la economía se contraiga, el crecimiento parará y el país estará en peligro de crisis económica y política.

La expectativa de la hipótesis de las instituciones es que los Estados Unidos y los países de Europa Occidental sigan siendo más ricos que los países del África subsahariana, del Oriente Medio, de los de América central y del sureste asiático en los próximos cincuenta - cien años. A pesar de todo, sin embargo, habrá algunos países que tendrán más suerte ya que esta hipótesis no quiere decir que las instituciones sean estáticas. La evolución puede darse perfectamente e incluso las instituciones muy disfuncionales pueden transformarse positivamente. Un ejemplo perfecto sería Botsuana que, tras independizarse de Gran Bretaña, logró consolidar un buen sistema democrático y convertirse en el país de crecimiento más rápido mundial. 

Los economistas clásicos y modernos

La economía clásica es una escuela de pensamiento económico en la que se incluyen muchos autores famosos tales como Adam Smith, David Ricardo, Karl Marx o Thomas Malthus. Se considera que la economía clásica comenzó con el famoso Adam Smith y la publicación en 1776 de su libro  Investigación sobre la naturaleza y la riqueza de las naciones. Los economistas clásicos intentaron explicar el crecimiento y el desarrollo económico. Elaboraron sus teorías acerca del “estado progresivo” de las naciones en una época en la que el capitalismo se encontraba en pleno auge tras salir de una sociedad feudal y en la que la revolución industrial provocaba enormes cambios sociales. Los economistas clásicos reorientaron la economía, alejándose del análisis previo que se centraba en los intereses personales del gobernante y/o las clases gobernantes.


La metodología de los clásicos estaba fuertemente influida por los desarrollos científicos tempranos. Los clásicos buscaban fundar sus posiciones en el estudio empírico o de la realidad a fin de formular, generalmente, modelos conceptuales que les permitieran enunciar leyes naturales. Utilizaban además el razonamiento inductivo. El foco de atención de los economistas clásicos eran los grupos o clases de individuos, no los individuos en sí; es decir, estudiaban lo que determinaban los salarios recibidos por los trabajadores en general más que lo que cada trabajador individual recibía o cual era el motivo de que la tasa de ganancia subiese o bajase más que los factores que ocasionaban la ganancia de una empresa en particular. Además, tenían un gran interés en la generación e incremento de la riqueza general. Utilizaban el término plusvalía para referirse a la ganancia y la generación de esta plusvalía es percibida como dependiente, no solo de los factores de producción sino de una multitud de elementos y fenómenos tales como la formas de organización e intercambio de los mismos, tanto a nivel empresarial como social.

Entre los economistas clásicos hubo corrientes de pensamiento económico bastante diferentes por lo que no todos los clásicos compartían unas leyes y doctrinas, pero la economía clásica como escuela si puede ser caracterizada por una serie de leyes y doctrinas. La primera de ellas es la doctrina del egoísmo psicológico, que asume que la motivación natural de los individuos es la búsqueda del interés propio. De aquí se desarrolla también las doctrinas de la competencia y la cooperación y la de racionalidad, que afirman que los individuos persiguen racionalmente sus intereses a veces compitiendo y otras veces cooperando. Estos intereses competitivos individuales convergen dirigidos por una “mano invisible”, que resulta ser el mercado, en el interés común. También encontramos la doctrina del trabajo como fuente de toda riqueza y valor y la de la mínima distorsión de actividades económicas, que establece que si las leyes económicas son leyes naturales cuya aplicación conduce a la eficiencia económica, no es necesario distorsionar su funcionamiento. Esto nos lleva a la interpretación de que el Estado no debe intervenir en la economía, sino que su función es la de garantizar los derechos de los ciudadanos, la defensa nacional y servicios públicos varios. Entre las leyes económicas destacan la ley de los mercados, que afirma que la riqueza depende de la producción, la teoría de que el valor de un bien o servicio está dado por la cantidad de trabajo empleado en su producción y la ley de los rendimientos decrecientes, que se refiere a la disminución de los rendimientos económicos a medida que se añadan cantidades adicionales de un recurso.

La economía actual, considerada en su mayoría neoliberalismo, es una evolución de la anterior economía clásica a la que se han añadido ciertas modificaciones. La economía actual está caracterizada por el proceso de la globalización y el ensanchamiento del abismo económico que hace que los países ricos sean más ricos y los pobres más pobres. La intervención del Estado es bastante reducida y el mercado de trabajo presenta una enorme variación que provoca una mayor desprotección hacia el trabajador. Existe también una innovación tecnológica constante para reducir costes y una gran privatización. La economía actual es considerada una ciencia social y no una ciencia natural como antiguamente, y busca solventar y establecer un sistema mediante el estudio de los fenómenos económicos. El neoliberalismo considera que los agentes privados tienden a ser más productivos y eficientes que los públicos y que el Estado debe permitir que el sector privado sea el encargado de la generación de la riqueza.

John Maynard Keynes es considerado el padre de la macroeconomía y sus ideas tuvieron una enorme repercusión en las teorías y políticas económicas. La principal novedad de su pensamiento radica en considerar que el sistema capitalista no tiende al pleno empleo ni al equilibrio de los factores productivos, sino hacia un equilibrio que solo de forma accidental coincidirá con el pleno empleo. Keynes y sus seguidores de la posguerra destacaron no solo el carácter ascendente de la oferta agregada, en contraposición con la visión clásica, sino además la inestabilidad de la demanda agregada, proveniente de los shocks ocurridos en mercados privados, como consecuencia de los altibajos en la confianza de los inversores. La principal conclusión de su análisis es una apuesta por la intervención pública directa en materia de gasto público que permite cubrir la brecha o déficit de la demanda agregada. Keynes elaboró la teoría genera del empleo, el interés y el dinero en la que se expone una teoría basada en la noción de demanda agregada para explicar la variación general de actividad económica. Así, el ingreso total de la sociedad está definido por la suma del consumo y la inversión. La cantidad total de ahorro en la sociedad es determinada por el ingreso total y, por tanto, la economía podría alcanzar un incremento del ahorro total, aun si las tasas de interés se bajaran para estimular los gastos en inversión. El libro abogaba por políticas económicas activas por parte del gobierno para estimular la demanda en tiempos de elevado desempleo, por ejemplo a través de gastos en obras públicas. Las teorías de Keynes fueron tan influyentes que todavía hoy en día se siguen desarrollando sus teorías y sus aplicaciones en un subcampo de la macroeconomía llamado economía Keynesiana.

Se identifica a Milton Friedman como el principal exponente del neoliberalismo, quien realizó importantes contribuciones en los campos de macroeconomía, microeconomía, historia económica y estadística. Una de las contribuciones más importantes de Friedman a la economía es su estudio de la función de consumo. A diferencia de Keynes, que decía que el consumo de un periodo dependía exclusivamente del ingreso del mismo periodo, Friedman postuló que este dependía del ingreso permanente, es decir, del ingreso a largo plazo. Este nuevo enfoque tenía un énfasis en las expectativas y proyecciones de los consumidores. Junto a Edmund Phelps, corrigió la curva de Philips. Introdujo el rol de las expectativas en este modelo, lo cual permitía la posibilidad de elevada inflación y desempleo alto a largo plazo. Esta predicción fue comprobada empíricamente en los años setenta por la estanflación en los países desarrollados.

La Globalización

La globalización o mundialización es un proceso económico, tecnológico, social y cultural a escala planetaria que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo uniendo sus mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global. La globalización es a menudo identificada como un proceso dinámico producido principalmente por las sociedades que viven bajo el capitalismo democrático o la democracia liberal, y que han abierto sus puertas a la revolución informática, llegando a un nivel considerable de liberalización y democratización en su cultura política, en su ordenamiento jurídico y económico nacional, y en sus relaciones internacionales.

Se caracteriza en la economía por la integración de las economías locales a una economía de mercado mundial donde los modos de producción y los movimientos de capital se configuran a escala planetaria (Nueva Economía) cobrando mayor importancia el rol de las empresas multinacionales y la libre circulación de capitales junto con la implantación definitiva de la sociedad de consumo. El ordenamiento jurídico también siente los efectos de la globalización y se ve en la necesidad de uniformizar y simplificar procedimientos y regulaciones nacionales e internacionales con el fin de mejorar las condiciones de competitividad y seguridad jurídica, además de universalizar el reconocimiento de los derechos fundamentales de ciudadanía.


En la cultura se caracteriza por un proceso que interrelaciona las sociedades y culturas locales en una cultura global (aldea global), al respecto existe divergencia de criterios sobre si se trata de un fenómeno de asimilación occidental o de fusión multicultural. En lo tecnológico la globalización depende de los avances en la conectividad humana (transporte y telecomunicaciones) facilitando la libre circulación de personas y la masificación de las TICs y el Internet. En el plano ideológico los credos y valores colectivistas y tradicionalistas causan desinterés generalizado y van perdiendo terreno ante el individualismo y el cosmopolitismo de la sociedad abierta.

El proceso de globalización es la forma en que los mercados de los diferentes países interactúan y acercan a las personas a los productos. La ruptura de las fronteras generó una expansión capitalista en la que fue posible llevar a cabo transacciones financieras y expandir los negocios - hasta entonces limitados por el mercado interno - a los mercados distantes y a los mercados emergentes.

El complejo fenómeno de la globalización comenzó en la Era de los Descubrimientos y fue desarrollado a partir de la Revolución Industrial. Fue el resultado de la consolidación del capitalismo, de los principales avances tecnológicos (Revolución tecnológica) y de la necesidad de expansión del flujo comercial mundial.Las innovaciones en las áreas de las Telecomunicaciones y de la Informática (especialmente Internet) jugaron un papel decisivo en la construcción de un mundo globalizado.
Una economía abierta es una economía en la cual existe actividad económica entre los residentes locales y el exterior. Por ejemplo, las personas, incluyendo las empresas, pueden comerciar bienes y servicios con otras personas y negocios de la comunidad internacional, y fluyen los fondos en la forma de inversión en ambos sentidos de la frontera. El comercio internacional puede realizarse en la forma de intercambio de gestión, transferencias de tecnología, o todo tipo de bienes y servicios. No obstante, existen excepciones que no pueden intercambiarse, por ejemplo, los servicios ferroviarios de un país no pueden comerciarse con otro. Este tipo de economía es diferente de una economía cerrada, en la que no existe comercio internacional.

En una economía abierta, el gasto de un país en un año dado no tiene por qué ser igual a su producción de bienes y servicios. Un país puede gastar más dinero del que produce a través del préstamo del exterior, o puede gastar menos de lo que produce y prestar la diferencia a otros países extranjeros .En el mundo actual, no existen economías cerradas.
Una de las ventajas que nos proporciona la globalización en el ámbito económico es la reducción de los costes de producción para las empresas, logrando ofrecer productos más baratos. Además, al aumentar el mercado, aumenta la competitividad, por lo que la calidad de los productos se eleva considerablemente. Con la llegada de las multinacionales, especialmente en los países subdesarrollados, aumenta el empleo y se produce un enorme desarrollo económico en este tipo de países. Además, se facilita la introducción de innovaciones tecnológicas y mejoras en los métodos de producción. Sin embargo, el cambio más apreciable por nosotros, las familias, es la accesibilidad a bienes que antes no se podían obtener en nuestros países o resultaban muy caros. Permite la difusión del conocimiento y estudios: Científicos, culturales, artísticos, médicos, etc., de un rincón del mundo al otro. Esto se acrecienta aún más con la inmediatez de una sociedad de la informática y lo digital, de las telecomunicaciones superdesarrolladas. Hace posible convenios entre distintos países: De tal manera que personas que trabajan o estudian en un país X pueden trasladarse por ese convenio a trabajar o estudiar a un país Y, y viceversa. Los tratados económicos brindan algunas posibilidades para, por mutuo acuerdo, reducir aranceles en pos de abrirle las puertas a las exportaciones importaciones, etc.

Aunque la globalización haya reportado ciertos beneficios, no son todo ventajas, ya que muchas empresas de países desarrollados deciden emigrar a otros países en busca de menores costes de producción y mano de obra más barata lo que deja a estos países desarrollados con una mayor tasa de desempleo. La globalización ha propiciado además la creación de enormes multinacionales contra las que es muy difícil competir y el aumento de la desigualdad económica dentro de casa nación, ya que esta globalización siempre beneficia a las empresas más grandes y poderosas.

Tratando de responder a la pregunta de si la globalización es algo malo o algo bueno, creo que si este proceso se aprovechará de la manera correcta sí podría llegar a ser algo muy beneficioso para la economía pero existe un gran obstáculo: las empresas multinacionales que, en la búsqueda de su propio beneficio, hacen uso de políticas en las que los trabajadores son los que salen perjudicados. En mi opinión, se deberían de poner ciertos límites y barreras a este tipo de empresas para garantizar los derechos de los trabajadores y propulsar en cierta medida el desarrollo de las PYMES. Un ejemplo bueno de la globalización sería la empresa sueca Ikea, que a pesar de ser una gran multinacional y estar presente en muchos países, contrata siempre trabajadores locales e importa las materias primas del propio país en el que se encuentra cada franquicia.

Política monetaria

La política monetaria o política financiera es una rama de la política económica que usa la cantidad de dinero como variable para controlar y mantener la estabilidad económica. La política monetaria comprende las decisiones de las autoridades monetarias referidas al mercado de dinero, que modifican la cantidad de dinero o el tipo de interés.

Las autoridades monetarias suelen declarar cuatro objetivos básicos de la política monetaria. El primero es la estabilidad del valor del dinero, es decir, la contención de los precios, prevención de la inflación… etc. El segundo es el logro de una tasa más elevada de crecimiento económico, seguido de la plena ocupación o pleno empleo (mayor nivel de empleo posible) y para terminar, evitar desequilibrios permanentes en la balanza de pagos y mantenimiento de un tipo de cambio estable y protección de la posición de reservas internacionales. El problema surge de la compatibilidad existente entre los diferentes objetivos marcados.


La política monetaria controla la oferta monetaria, que es la cantidad de dinero en circulación, y los tipos de interés o coste de dinero, fijados por el banco central o la autoridad monetaria a muy corto plazo. Hay varias formas de definir la oferta monetaria, pero las medidas estándar suelen incluir el efectivo en circulación y los depósitos a la vista. El interés es la tasa percibida por el dinero prestado y se expresa como un porcentaje sobre el monto del préstamo (tipo de interés). La política monetaria se basa en la relación entre las tasas de interés en una economía, que es la base para calcular el precio al que el dinero es prestado por los bancos, y la cantidad de dinero en circulación. Utiliza una variedad de herramientas para su control e influir en resultados como el crecimiento económico, inflación, tipos de cambio con otras monedas y el desempleo. La economía neoclásica y el keynesianismo difieren significativamente de los efectos y la eficacia de la política monetaria en la economía real, no hay un consenso claro sobre cómo la política monetaria afecta a las variables económicas reales (la producción total o los ingresos, el empleo,...). Sin embargo, ambas escuelas económicas aceptan que la política monetaria afecta a las variables monetarias (los niveles de precios, tasas de interés).

Las medidas de política monetaria suelen tardar bastante en influir en la evolución de los precios. La magnitud y la intensidad de los distintos efectos pueden variar según el estado de la economía, lo que dificulta el cálculo del impacto preciso. Además hay que tener en consideración la existencia de perturbaciones de origen muy diverso, como variaciones en los precios del petróleo y otras materias primas, la evolución de la economía mundial y las políticas fiscales que pueden influir en el comportamiento de los precios. Por todo ello, los bancos centrales suelen utilizar algunas reglas para contrastar las medidas que adoptan. Una de ellas se basa en el hecho de que la inflación, a medio y largo plazo, es siempre un fenómeno monetario. Esto significa que un crecimiento monetario excesivo genera inflación, debido a que produce un aumento de la demanda de bienes y, por ende, de su precio, además de influir en las expectativas futuras de los precios. De forma análoga, un crecimiento monetario insuficiente puede generar deflación.

Dependiendo de los objetivos que persigan, las políticas monetarias pueden ser expansivas o restrictivas. Una política monetaria expansiva es aquella política monetaria que busca aumentar el tamaño de la oferta monetaria. Una política monetaria expansiva tratará de reducir la tasa de interés, para hacer más atractivos los préstamos bancarios e incentivar la inversión, componente de la demanda agregada. Además, intentará reducir el coeficiente de caja (encaje bancario), para que los bancos puedan prestar más dinero, contando con las mismas reservas. Además, comprad deuda pública ayudará a inyectar dinero en el mercado. Según los monetaristas, el banco central puede aumentar la inversión y el consumo si aplica esta política y baja la tasa de interés. Al bajar el tipo de interés se pasa a una situación en la que la oferta monetaria es mayor. Por el contrario, una política restrictiva es aquella que busca contraer el tamaño de la oferta monetaria. La política monetaria restrictiva se puede utilizar para controlar la inflación. La inflación se define como el continuo aumento en los niveles de precios. Dado que el nivel de precios es una variable monetaria, la política monetaria puede afectarle. Una política monetaria restrictiva tiene el efecto de reducir la inflación mediante la reducción de la presión al alza sobre los precios. Para reducir la oferta monetaria, las autoridades monetarias tratarán de vender bonos del estado y otros activos financieros para tratar de sacar liquidez del sistema. Además, se aumentará la cantidad de dinero líquido que deben tener los bancos para cubrir los depósitos, con lo que se logrará reducir la cantidad de dinero ya que con la misma cantidad de monedas y billetes podrán captar menos depósitos. También aumentarán los tipos de interés, lo que provocará que los bancos pidan menos préstamos en el banco central y ofrezcan menos préstamos y a tipos más altos a los clientes quienes a su vez serán menos proclives a pedir préstamos al ser los intereses mayores, drenando así dinero al sistema. El efecto de la política monetaria sobre la inflación si es significativo. Sin embargo, la política fiscal contractiva suele ser políticamente impopular, porque se trata de recortes de gastos y aumentos de impuestos.


Durante los últimos años el gobierno central español ha ido tomando una amplia serie de medidas para hacer frente a la crisis en la que nos encontramos e intentar relanzar la economía. España pertenece desde 1989 a la Unión Económica y Monetaria y por ello la autoridad monetaria en España está sujeta en cierta medida a las reglas que se imponen desde el Banco Central Europeo. Esto reduce la libertad de movimientos del gobierno español respecto a las medidas de política monetaria que podrían aplicarse para tratar de salir de la crisis. Lo mismo ha ocurrido recientemente con el nuevo gobierno griego, a quien el BCE ha “cerrado el grifo” debido a la enorme deuda que ostenta el país. Una de las medidas que se podrían tomar para salir de la crisis financiera en España es aplicar una política monetaria expansiva, como ya se hizo en EEUU en la crisis del crack de 1929. También hay que tener en cuenta que es difícil adecuar esta política monetaria a las circunstancias actuales de la economía española y en la práctica no resulta tan sencillo. 

Hipótesis geografica

Una teoría ampliamente aceptada de las causas de la desigualdad mundial es la hipótesis de la geografía, que afirma que la gran brecha entre países ricos y pobres se debe a las diferencias geográficas.

Muchos países pobres, como los de África, América Central y el sur de Asia, se encuentran entre los trópicos de Cáncer y Capricornio. En cambio, los países ricos suelen estar en latitudes templadas. Esta concentración geográfica de la pobreza y la prosperidad da un atractivo superficial a la hipótesis geográfica, que es el punto de partida de las teorías e ideas de muchos sociólogos y expertos. El filósofo político de origen francés Montesquieu fue uno de los primeros en sostener esta hipótesis geográfica ya que observó una concentración geográfica de la prosperidad y la pobreza. Decidido a darle una explicación a esto, declaró que las personas que vivían en climas tropicales tendían a ser más holgazanas y poco curiosas. A su vez, por ser holgazanes, terminaban siendo gobernados por déspotas, lo que sugería que una ubicación tropical podía explicar no solamente la pobreza, sino también algunos de los fenómenos políticos asociados con el fracaso económico, como las dictaduras.


La teoría de que los países cálidos son intrínsecamente pobres, a pesar de contradecirse por el reciente y rápido avance económico de países como Singapur, Malasia y Botsuana, todavía es defendida enérgicamente por algunas voces, como la del economista Jeffrey Sachs. La versión moderna de esta idea hace énfasis no en los efectos directos del clima en el esfuerzo a la hora de trabajar o pensar, sino en dos argumentos adicionales: en primer lugar, que las enfermedades tropicales, sobre todo la malaria, tienen consecuencias muy adversas para la salud y, en consecuencia, para la productividad en el trabajo; en segundo lugar, que el suelo tropical no permite desarrollar una agricultura productiva. De todas formas, la conclusión es la misma: los climas templados tienen una ventaja relativa frente a las zonas tropicales y semitropicales.

También existen otras variantes de la hipótesis geográfica, como la de Jared Diamond, un biólogo y ecologista, que afirma que la desigualdad mundial que comenzó hace 500 años tiene que ver con el potencial de domesticación de animales y plantas entre los países.

Históricamente hablando, las civilizaciones que han tenido un mayor crecimiento han sido aquellas que gracias a su posición geográfica obtuvieron más facilidades para la ganadería y la agricultura. Los hombres de las primeras civilizaciones de Oriente Medio se alimentaban a base de la caza y la pesca hasta que una sequía provocó que fuera más complejo cazar. Algunas tribus comenzaron a crear almacenes donde guardaban el trigo y la cebada recolectados a humedades controladas para poder alimentarse durante la época de sequía, pero, para que fuera más fácil su supervivencia, también establecieron sus pueblos en lugares cercanos al agua para comenzar a cultivar alimentos como el trigo convirtiéndose así en los primeros agricultores. En otras zonas como China cultivaban arroz, en América el maíz y las alubias y en África el mijo. Para mejorar el rendimiento de sus campos, estos agricultores se dieron cuenta de que se podía domesticar a la fauna de sus alrededores controlando lo que comía, sus épocas de cría… etc. para conseguir una mayor cantidad de carne, obtener su pelaje para hacer ropa y sacar de ellos otros alimentos diferentes de la carne como por ejemplo la leche. Las cabras y las ovejas fueron los primeros animales domesticados seguidos de los caballos y los bueyes, quienes lograr aumentar la producción agrícola. En cientos de años solo se han logrado domesticar 14 animales, los cuales se encontraban en el norte de África, Europa y Asia, que fueron las zonas donde hubo una mayor evolución respecto a otras civilizaciones. Las primeras civilizaciones en prosperar fueron Mesopotamia, Egipto, los mayas, la India… Estas civilizaciones tenían en común que desarrollaron sus pueblos a lo largo de cuencas de extensos ríos y gracias a ello su economía agrícola se vio muy favorecida. Además, todas compartían una misma latitud, altitud, un mismo clima y acceso al agua. Esto demuestra que no es cierto que los climas templados tengan más ventajas a la hora de desarrollarse frente a los climas más cercanos al Ecuador.

La teoría geográfica no puede explicar las enormes diferencias que existen entre Corea del Sur y del Norte, o las que hubo entre Alemania del Este y del Oeste. Tampoco permite explicar el desarrollo (o falta de él) de muchos países de América del Sur. Argentina no padece de enfermedades tropicales y mucho menos ausencia de tierras fértiles. Por otra parte, países tropicales como Singapur están en el tope de la lista. Si bien es cierto que las enfermedades tropicales provocan grandes perjuicios a las sociedades que las padecen, no explican la pobreza en África. En la mayoría de los casos las enfermedades son una consecuencia de la pobreza y malos gobiernos. Inglaterra en el siglo XIX tenía enormes problemas sanitarios, pero los resolvió invirtiendo en sistemas de agua potable, alcantarillado, tratamiento de efluentes y servicios de salud. La desigualdad mundial no se puede explicar mediante climas o enfermedades, ni otras versiones de las hipótesis geográficas. Un ejemplo sería Nogales, divida por una valla en dos partes que se encuentran una en Sonora, México  y la otra en Arizona, Estados Unidos. Ambas partes de la ciudad tienen la misma latitud, el mismo clima y los mismos recursos, pero en Nogales de Arizona el ingreso medio es de 30000 dólares mientras que en Nogales de Sonora el ingreso medio es de tan solo 10000 dólares. En Nogales-Arizona la mayor parte de los adolescentes van al instituto. La esperanza de vida es alta y muchos residentes superan los 65 años. Al sur, en Nogales-Sonora, la criminalidad es alta y la esperanza de vida baja. Abrir un negocio allí es una empresa arriesgada. No solo por el riesgo de robo sino por todos los sobornos necesarios para conseguir los permisos necesarios. Además, Los residentes del sur de Nogales viven todos los días con la corrupción política. Lo que separa a las dos partes no es el clima, la geografía ni las enfermedades medioambientales, sino la frontera entre Estados Unidos y México.


En el caso de España la crisis ha provocado también un giro muy claro de la convergencia por comunidades autónomas en términos de PIB por habitante, puesto  que los datos disponibles evidencian que las diferencias entre las regiones, o comunidades autónomas, más ricas y las más pobres se han incrementado. Los defensores de la hipótesis geográfica afirman que esto ocurre debido a esta teoría, ya que las comunidades autónomas más “pobres” suelen ser las que tienen un clima más caluroso, como puede ser Andalucía.