lunes, 9 de febrero de 2015

La Unión Económica y Monetaria

La Unión Económica y Monetaria (UEM) es el área formada por el conjunto de países, dentro de la Unión Europea, que comparten un mismo mercado, y una misma moneda, el euro, y donde se ejecuta una política monetaria única. Supone la integración de los distintos países miembros en un Mercado Común en el que se respeten las "cuatro libertades", es decir, la libertad de circulación de mercancías, servicios, personas y capitales. Igualmente, se pretende el establecimiento de una Política Comercial Común respecto a los países que no pertenezcan a dicho Mercado Común.

Así mismo, la Unión Económica culmina con la Unión Monetaria, proceso por el cual se instauró el euro como moneda única de una parte de los países de la Unión Europea. Con la Unión Económica y Monetaria, la Unión Europea  dio un paso más en su proceso de integración económica que comenzó con su fundación en 1957.

Cuando en 1958 se fundó la Unión Europea, entonces llamada Comunidad Económica Europea, el objetivo era crear una unión aduanera y un mercado común para la agricultura. Posteriormente, este limitado mercado común se amplió para abarcar también los bienes y servicios dentro del mercado único, que ya se había realizado en gran medida en 1993. Actualmente, la Unión Europea se encuentra en la quinta etapa del proceso. La progresiva integración económica no se inició con la decisión de crear el euro: se trata de un largo proceso que forma parte de la historia de la UE y constituye uno de sus logros fundamentales.


La UEM nace de forma oficial en el año 1988 con el objetivo último de la implantación de una moneda única, el euro como continuación natural de la unión económica debido a la atribución a la existencia de una moneda única de una serie de ventajas en cuanto se preveía que la nueva moneda llevaría consigo un incremento de la actividad económica derivado de la eliminación de incertidumbres y costes de transacción por las operaciones de cambio de divisas, así como una mayor transparencia a los precios en los mercados comunitarios, facilitando así mayores intercambios.

La UEM se constituyó en tres fases. En la primera, que tuvo lugar desde 1990 a 1993, se suprimieron las limitaciones al movimiento de capitales entre los Estados miembros y se reforzó la cooperación entre los bancos centrales de los países. En 1992 se firmó el Tratado de Maastricht por el que se modifica el Tratado Constitutivo de la Unión para recoger la UEM. Este tratado preveía la supresión de las monedas nacionales por la moneda común y también fijaba una serie de condiciones económicas de convergencia, denominadas criterios de convergencia, relativas a la estabilidad de los precios dentro de unos parámetros marcados, al déficit público, a la deuda pública y a los tipos de cambio, que eran de obligado cumplimiento para los países que quisieran integrarse en la UEM. La segunda fase se produjo entre los años 1994 y 1998 y trajo consigo la creación del Instituto Monetario Europeo, que fue el predecesor del actual Banco Central Europeo. En 1998 se aprobaron los países que iban a formar parte de la UEM ya que cumplían los requisitos acordados en el Tratado de Maastricht varios años atrás. Estos países eran Alemania, Austria, Bélgica, España, Francia, Finlandia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos y Portugal. La tercera fase se inició el 1 de enero de 1999, fecha en la que se establecieron los tipos fijos de cambio de cada una de las monedas con respecto al euro, la moneda común de la UEM. Además, el Banco Central Europeo sustituye al Instituto Monetario Europeo. Aunque el euro existe desde esta fecha como unidad monetaria, de cambio y cotización en los mercados, no existía como realidad física, es decir, no se habían emitido todavía billetes y monedas de euros. El primer día del año 2002 comenzaron a circular las nuevas monedas y billetes de euro, lo que supuso a su vez la desaparición de las monedas de los respectivos países aunque sí se produjo una breve etapa de convivencia entre ambas monedas. En 2001 se incorporó Grecia a la Unión Económica y Monetaria y posteriormente se han añadido nuevos países: en 2007, Eslovenia; en 2008, Chipre y Malta, en 2009 Eslovaquia y en 2011 se produce la incorporación de Estonia. El 1 de enero de 2014 Letonia pasa a formar parte de la UEM siendo la última incorporación la de Lituania el 1 de enero de 2015.

Desde el punto de vista práctico, la UEM conlleva una coordinación de las políticas económicas y físcales de los Estados miembros, especialmente imponiendo límites máximos a la deuda y el déficit, como ocurre en el caso de la crisis financiera de Grecia. Además, la UEM implica una política monetaria independiente aplicada por el Banco Central Europeo, el sucesor del antiguo Instituto Monetario Europeo. Aunque todos los países miembros de la UEM participan en la Unión Económica, algunos han alcanzado un mayor grado de integración y han adoptado el euro como moneda única, formando la llamada zona euro o eurozona.

La UEM no está regida por una única institución responsable de la política económica, sino que los Estados miembros y varias instituciones de la UE comparten esta responsabilidad. El Consejo Europeo es el que establece las principales orientaciones de la política económica, decidiendo además si un Estado miembro puede adoptar el euro. El Parlamento Europeo comparte también con el Consejo la función legislativa. A pesar de la existencia de estas instituciones oficiales, son los Estados miembros los que establecen sus presupuestos nacionales, dentro de los límites acordados para el déficit y la deuda, y deciden sus propias políticas estructurales de empleo, pensiones y mercado de capitales, siendo  la Comisión Europea la encargada de realizar el seguimiento del cumplimiento y los resultados obtenidos. Por último, el Banco Central Europeo establece la política monetaria, con el objetivo primordial de la estabilidad de precios.

La actual crisis económica ha puesto de manifiesto la gran interdependencia de las economías que forman parte de la Unión Económica y Monetaria pero también la excesiva confianza de las instituciones ante las situaciones que se producían y la falta  de instituciones y mecanismos supranacionales para evitar los desequilibrios que dieron lugar a la crisis así como responder a la misma de forma efectiva-

La unión Económica y  Monetaria necesita ahora mejorar su gobernanza económica sobre todo en tres áreas,  fiscal,  financiera y la de la integración económica.

 Así, la Comisión Europea ha elaborado un Plan Director  para una Unión Económica y Monetaria más profunda, sólida y estable en los ámbitos fiscal, financiero, político  y económico.

 El Plan director exigirá la adopción de  diversas medidas, algunas a corto y otras a  medio y largo plazo, algunas de ellas podrán requerir además la modificación de alguno de los tratados vigentes en la actualidad.
La primera etapa  del Plan es la creación de una Unión Bancaria que ya es un hecho. El Parlamento Europeo aprobó en 2014 los tres textos fundamentales que sirven de fundamento a la Unión Bancaria. Se da así un gran paso hacia la estabilidad financiera y económica garantizando que los europeos no tengan que volver a pagar las  deudas de los bancos.

La segunda fase exigirá  el refuerzo de la aplicación colectiva de las políticas económicas y presupuestarias, incluidas las políticas fiscales y las políticas de empleo.
Por último, se deberá alcanzar un presupuesto autónomo para la zona del euro que ofreciera a la UEM la capacidad fiscal necesaria para ayudar a los Estados miembros afectados por perturbaciones económicas. Un marco de gobernanza económica y fiscal profundamente integrado podría permitir la emisión común de deuda pública, lo que mejoraría el funcionamiento de los mercados y la aplicación de la política monetaria. Esto constituiría la etapa final de la UEM.


Pero la exitosa culminación de este proceso requerirá  que Europa potencie los mecanismos de solidaridad necesarios para acelerar un  proceso de convergencia de manera más efectiva y eficaz que en el pasado. Sin embargo, como la situación de cada uno de los países que componen la UEM es muy distinta, esta deberá  actuar con cautela, combinando en su justa medida  la rigurosidad y ambición en los ajustes y  reformas estructurales con  una graduación temporal apropiada y la solidaridad del resto de miembros de la eurozona. De no ser así la zona euro tendría un futuro incierto.

PIB

El Producto Interior Bruto (PIB) es el valor monetario de los bienes y servicios finales producidos por una economía en un periodo determinado, normalmente un año. Este indicador nos ayuda a medir el crecimiento o decrecimiento de la producción de bienes y servicios de las empresas de un país dentro de su territorio. Cabe destacar además que el PIB está contemplado por la contabilidad nacional y no engloba servicios que no surjan en el marco de la economía formal, es decir, trabajo en negro, intercambios de servicios entre amigos, negocios ilícitos… etc.

Hay que tener en cuenta que el PIB nos habla de la producción dentro de un determinado territorio, sin importar el origen de las empresas. Por ejemplo, una compañía española con producción en Argentina aporta al PIB argentino en lugar de al español, ya que la producción se lleva a cabo en Argentina al margen de que la empresa sea española de origen.

La valoración monetaria del PIB puede realizarse según el precio de mercado (incluyendo las subvenciones y los impuestos indirectos) o de acuerdo al costo de los factores.
Existen diferentes clasificaciones de PIB. El que se conoce como PIB nominal, por ejemplo, representa el valor financiero que se obtiene al sumar los servicios y bienes producidos por un sistema económico a valores corrientes del año en que fueron fabricados o generados. Esto permite evitar las distorsiones producidas a partir de la inflación. El PIB de carácter real, en cambio, es la valoración monetaria absoluta a valores constantes (de acuerdo a los precios de un periodo anual tomado como punto de referencia).

Por último, el PIB per cápita mide la riqueza material existente en un país a partir de la división del PIB total por el número de habitantes. El resultado no refleja la realidad de cada persona, ya que existen enormes diferencias en la distribución de la riqueza, pero si nos permite elaborar una especie de “media”.

El PIB se mide sumando todas las demandas finales de bienes y servicios en un período dado. Existen cuatro áreas de gasto: el consumo total incluyendo el consumo privado y el consumo público (C), gasto público (G), la inversión en nuevo capital pública y privada (I) y los resultados netos del comercio exterior (exportaciones - importaciones). Obsérvese que las exportaciones netas son iguales a las exportaciones (X) menos las importaciones (M). El PIB es la suma de los siguientes términos:

PIB=C+G+I+(X-M)

Normalmente se utiliza el cálculo del PIB de una nación para determinar la riqueza que ésta posee; sin embargo, el mismo no refleja la crisis social y ambiental que día a día arrasa con todo el planeta, por lo que deberían buscarse nuevas medidas que fueran más realistas.

Según una propuesta presentada por las Naciones Unidas para el cuidado del Medio Ambiente, este dato, al que todos los países se aferran para conocer la realidad, es un indicador perverso del bienestar social, tan sólo refleja la cantidad de transacciones financieras que se han hecho en ese país, sin importar a costa de qué o quiénes éstas fueron posibles. En dicho informe pusieron varios ejemplos interesantes, entre los que se encontraba este: si se tomara en cuenta a un país que posee exagerados recursos forestales y en un año talara todos sus bosques, en dicho período el PIB aumentaría considerablemente, sin embargo a largo plazo el territorio empobrecería como consecuencia de la pérdida de sus recursos. De aquí podemos deducir que el PIB es un indicador que permite conocer en cierta medida la riqueza de una economía, pero no los cambios que esta puede sufrir debido a las operaciones financieras que se producen en ella.

El producto interior bruto de España en el tercer trimestre de 2014 ha crecido un 0,5% respecto al trimestre anterior, tasa que es igual a la del segundo trimestre de 2014.La variación interanual del PIB ha sido del 1,6%, 3 décimas mayor que la del segundo trimestre de 2014, que fue del 1,3%.La cifra del PIB en el tercer trimestre de 2014 fue de 265.102 millones de euros y España  tiene un PIB Per cápita trimestral de 5.600€ euros, al igual que en el trimestre anterior.


Con el inicio del 2015, la economía llevará ya siete trimestres consecutivos creciendo y se anotará el mayor crecimiento de la zona euro. Esta situación, tal y como sostiene el Gobierno, permitirá también acabar el ejercicio con un incremento del empleo, que aumentará al menos un 0,7% en el conjunto de 2014. Según el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, espera que la economía sea capaz de crear más de 800.000 empleos entre 2014 y 2015 y no descarta revisar estas cifras al alza dada la evolución de los precios del petróleo y su positivo impacto en la economía española. Además, la Comisión Europea ha mejorado drásticamente las previsiones para la economía española, que avanzará a una velocidad de crucero del 2,3 % en 2015, en lo que supone la mayor revisión al alza de la eurozona.

Dado que estos datos son bastante positivos, la Comisión pone como ejemplo al Gobierno español de la senda reformista que deberían adoptar otros. “Después de tres años de recesión, la economía española empezó a crecer en 2014 y parece consolidarse por la mejoría en el mercado de trabajo, de las condiciones financieras, de la confianza y de la caída de los precios del petróleo”, asegura el informe presentado por el vicepresidente Valdis Dombrovskis y el comisario Pierre Moscovici. Inmediatamente después, Bruselas cita los riesgos: “Los altos niveles de deuda privada y pública y el desapalancamiento”, con el Estado, las empresas, los bancos y las familias obligados a soltar lastre por ese flanco. “La velocidad del ajuste externo, además, se va a reducir”, añade el documento.
Pese a la mejora general, es grande la creencia de que la crisis aún no ha tocado a su fin y mucha gente pide prudencia a la hora de tomar determinadas decisiones, como subir los salarios, un tema que sigue generando mucha controversia en España.

Así, frente a los partidarios de subirlos en los sectores que ahora tiran de la economía, algunos organismos como el Banco de España alertan de que tomar medidas antes de tiempo en este ámbito puede poner en riesgo la recuperación. En esta misma línea se mantiene el Gobierno, que sigue apelando a la moderación salarial para seguir recuperando competitividad y recuerda además que los sueldos mejorarán por si mismos en enero ante la bajada generalizada de precios y la entrada en vigor de la reforma fiscal, que mejorará las nóminas de los trabajadores.

Las previsiones económicas de Bruselas sirven como guía de tendencias, pero han fallado sistemáticamente durante los últimos años. Las previsiones del pasado noviembre fueron incapaces de anticipar el cierre de 2014: se equivocaron  por dos décimas con solo un mes y medio por delante. Bruselas, sin embargo, es realista: la recuperación es muy desigual, pese a que este año habrá crecimiento en los 19 países del euro. Esa divergencia se debe al distinto ritmo de las reformas (o recortes), al grado de ajuste de los balances bancarios, al proceso de desendeudamiento muy acusado en algunos países y a media docena de razones más.

Podemos concluir entonces que, aunque España presente importantes mejores respecto al crecimiento del PIB y el descenso del desempleo, no debemos pensar que el problema de la crisis ya está solucionado, pues ya se ha advertido que la recuperación será lenta y desigual. Además, como ya se ha dicho, los datos del PIB pueden medir en cierta medida la riqueza de una economía midiendo el crecimiento o decrecimiento de la producción de bienes y servicios, pero no predecir los cambios que está sufrirá a medio o largo plazo. 


Inflación o deflación

La inflación es el aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios existentes en el mercado durante un período de tiempo, normalmente un año. Cuando el nivel general de precios sube, cada unidad de moneda alcanza para comprar menos bienes y servicios. Es decir, que la inflación refleja la disminución del poder adquisitivo de la moneda: una pérdida del valor real del medio interno de intercambio y unidad de medida de una economía. Una medida frecuente de la inflación es el índice de precios, que corresponde al porcentaje anualizado de la variación general de precios en el tiempo, siendo el más común es el índice de precios al consumo o IPC.

Los efectos de la inflación en una economía son muchos, y pueden ser tanto positivos como negativos. Los efectos negativos de la inflación incluyen la disminución del valor real de la moneda a través del tiempo (es decir, con más dinero comparemos menos cosas), el desaliento del ahorro y de la inversión debido a la incertidumbre sobre el valor futuro del dinero, y la escasez de bienes. Los efectos positivos incluyen la posibilidad de los bancos centrales de los estados de ajustar las tasas de interés nominal con el propósito de mitigar una recesión y de fomentar la inversión en proyectos de capital no monetarios.


Entre las corrientes económicas más aceptadas existe generalmente consenso en que las tasas de inflación muy elevadas y la hiperinflación son causadas por un crecimiento excesivo de la oferta de dinero. Las opiniones sobre los factores que determinan tasas bajas a moderadas de inflación son más variadas. La inflación baja o moderada puede atribuirse a las fluctuaciones de la demanda de bienes y servicios, o a cambios en los costos y suministros disponibles (materias primas, energía, salarios, etc.), tanto así como al crecimiento de la oferta monetaria. Sin embargo, existe consenso que un largo período de inflación sostenida es causado cuando la emisión de dinero crece a mayor velocidad que la tasa de crecimiento económico.

Hoy en día, la mayoría de las corrientes económicas están a favor de una tasa pequeña y estable de inflación. Una inflación pequeña (en vez de nula o negativa) puede reducir la severidad de las recesiones económicas al permitir que el mercado laboral pueda adaptarse más rápidamente en una crisis, y reducir el riesgo de que una trampa de liquidez impida una política monetaria de estabilización de la economía. La tarea de mantener la tasa de inflación baja y estable se asigna generalmente a las autoridades monetarias de cada país. En general, estas autoridades monetarias son los bancos centrales, que controlan el tamaño de la emisión monetaria mediante la fijación de las tasas de interés, a través de transacciones en el mercado de divisas, y mediante la creación de la banca de reservas. Estos bancos centrales coinciden en que el nivel de inflación ideal es del 2 % o incluso el 3%.

Al índice negativo en la tasa de inflación (una baja generalizada de los precios) se lo denomina deflación. Esto puede generar ciertas ventajas como la aparición de un círculo vicioso: al bajar los precios de todos los productos del mercado el sueldo real de los trabajadores aumenta, la cantidad de cosas que estos pueden comprar con la misma cantidad de dinero es mayor, esto envía un mensaje a los empresarios diciéndoles que deben disminuir la cantidad de trabajadores e intercambiarlos por equipo capital, esto mueve a la fuerza laboral de sus puestos de trabajo en las áreas de la economía cercanas al consumo, a las más alejadas, ya que se crea una nueva demanda de equipo capital. Los empresarios redirigen sus inversiones a producir maquinaria, por lo cual todas las áreas de la economía relacionadas con la producción necesitan más empleados, y al ser el área de producción mucho más extensa que el área de consumo la demanda por empleados aumentan aún más los sueldos de los trabajadores. Los trabajadores mejoran su productividad al tener más equipo capital disponible para ellos, lo que causa un nuevo aumento en sus salarios, y más deflación debido a la nueva oferta de productos en el mercado haciendo a la región o país más rico al encontrar en estas muchas más cosas de valor.


La certeza de que el dinero valdrá más en el futuro crea un aumento del ahorro, lo que ayuda a disminuir aún más los precios de los bienes de consumo y también aumenta la cantidad de dinero en los bancos destinado a préstamos en forma de cuentas a plazo fijo; de esta forma, al haber una gran oferta de dinero destinado para crédito el precio de los préstamos baja, es decir la tasa de interés, esto también ayudado con el hecho de que una moneda más valiosa atrae capital extranjero, y todas las nuevas inversiones extranjeras que se dan en el país donde la deflación está teniendo efecto, disminuyen la demanda de préstamos bancarios nacionales. Los efectos virtuosos de la deflación se pueden ver en países como Suecia donde una moneda fuerte atrae capital extranjero que está dispuesto a soportar todas las trabas comerciales y los fuertes impuestos para obtener dividendos en esa moneda específica.

La deflación es muy peligrosa ya que es muy complicado salir de ella, puesto que se crea un círculo vicioso porque al caer la demanda, las empresas ven reducidos sus beneficios al tener que reducir los precios para conseguir ventas, como consecuencia de ello, tienen que reducir costes, lo que significa que tienen que recortar empleados. A su vez, si hay gente que se queda sin trabajo, la demanda seguirá disminuyendo ya que estos dejarán de comprar también. Para que esto no ocurra se han generado ciertas medidas en contra de la deflación. Un ejemplo de una deflación con efectos negativos a largo plazo es la que permitió Japón en la década de los 80, que llevo a su economía a un estancamiento. Esto nos indica que aunque la deflación puede parecer algo positivo a corto plazo (evidentemente los precios bajan y el consumo aumenta) no siempre constituye algo bueno a largo plazo. Al igual que con la inflación, se debe lograr un término medio para que no acabe teniendo efectos negativos en la economía.

Como conclusión cabe decir que podemos observar como la inflación debería de ser algo bueno para los endeudados siempre que se vea acompañado con el incremento de sus ingresos (como los salarios). Esto no sería bueno en España ya que nosotros necesitamos ganar competitividad en el exterior y tenemos que generar más empleo para reducir la tasa de paro (23,7% según la EPA el pasado mes de Diciembre). Pero con la deflación hay que tener cuidado ya que si los consumidores o los inversores generan expectativas sobre que los precios van a seguir bajando, puede que paralicen sus decisiones de gasto hasta que vean que los precios vuelven a subir. Esto es algo que se ha podido ver en el mercado de la vivienda.

Demanda agregada

La demanda agregada se define como la suma del gasto en bienes y servicios que los consumidores, las empresas y el Estado están dispuestos a comprar a un determinado nivel de precios. La demanda agregada depende tanto de la política monetaria y fiscal como de otros factores. La demanda agregada se relaciona a través del flujo circular con el ingreso y el gasto; toda producción de una economía (Y) debe tener un destino, es decir, los diferentes fines por los que se demanda la producción y en concreto el PIB. La demanda total de producción interior está formada por la suma de los cuatro siguientes componentes: el consumo (C), que depende de la renta disponible; la inversión (I), que depende de la producción actual y futura esperada, de los tipos de interés y los impuestos; el gasto público (G) en bienes y servicios, es decir, compras de bienes y servicios que realiza el Estado y las exportaciones netas (X-M, siendo X la exportación total y M la importación total), que dependen de la producción y precios interiores y extranjeros, además del tipo de cambio.

Dentro dela demanda agregada se puede distinguir la demanda interna y la demanda externa. La demanda interna está compuesta por el consumo, la inversión y el gasto público, es decir: C+ I + G. La demanda externa, por el contrario, está constituida únicamente por las exportaciones netas (X-M). La curva de la demanda agregada muestra las combinaciones del nivel de precios y el nivel de producción con las que los mercados de bienes y dinero se encuentran simultáneamente en equilibrio.
 
La curva de la demanda agregada tiene una pendiente negativa con relación a los precios. Con esto podemos ver que manteniendo constantes los demás factores, cuando desciende el nivel de precios en una economía tiende a incrementarse la cantidad de bienes y servicios demandada. Esto quiere decir que cuantos menos productos halla, más productos querremos. Además, la curva de la demanda agregada es descendente por varios motivos. Uno de ellos es el efecto tipo de interés, que implica que cuando desciende el nivel de precios, disminuye también la demanda de dinero que depende de ellos. Al descender esta demanda de dinero, el equilibrio entre la oferta monetaria y la demanda monetaria se produce a un nivel inferior de tipo de interés, lo que hace subir la inversión y el consumo, incrementando la demanda agregada. Por lo tanto, permaneciendo constantes todos los demás factores, un descenso de los precios produce incremento de la demanda agregada. Esto se podría traducir en que cuanto menor sean los precios más productos querremos. También nos encontramos con el efecto riqueza de Pigou, que establece que ante una disminución de los precios, el dinero tiene más valor pues puede usarse para comprar más bienes y servicios, lo que provoca que los consumidores se sientan más ricos y les fomenta a consumir más y más, elevando entonces la cantidad demandada de bienes y servicios. Por último, el efecto tipo de cambio de Mundell-Fleming establece que la reducción de precios provoca una reducción de los tipos de interés, que a su vez hace que los inversores nacionales traten de conseguir mayor rendimiento invirtiendo en el extranjero. Al tratar de convertir moneda nacional en moneda de otros países, se eleva la oferta nacional en el mercado de divisas, lo que provoca una depreciación de esta moneda en relación con otras, estimulando las exportaciones y reduciendo las importaciones. Por lo tanto, esto hace que también se incremente la demanda agregada.

La pendiente negativa de la curva de demanda agregada muestra que un descenso del nivel de precios aumenta la cantidad total demandada de bienes y servicios. Un desplazamiento en la curva de la demanda agregada puede producirse por cambios en las expectativas, pues las familias y empresas gastan más ahora si son optimistas sobre el futuro y menos si son pesimistas. En el primer caso se desplazará a la derecha y en el segundo a la izquierda. También pueden producir un desplazamiento en la curva de demanda agregada las variaciones en la riqueza, es decir, si los activos de los hogares se revalorizan por el aumento del valor en la bolsa de las acciones por ejemplo, las familias consumirán más y la curva de demanda agregada se desplazará hacia la derecha.  Las variaciones en el volumen del capital físico son también una de las causas de desplazamiento de la curva de la demanda agregada: cuando las empresas estimen que disponen de menos capital físico del que necesitan para producir, aumentarán su gasto en inversión y por tanto la curva de demanda agregada se desplazará a la derecha. Además, cualquier cambio que afecte a alguno de los componentes de la demanda agregada (consumo privado, inversión, gasto público o exportaciones netas) producirá también un desplazamiento a uno u otro lado de la curva de la demanda agregada.

Las políticas  macroeconómicas pueden modificar a su vez la demanda agregada y es por ello que el Estado las utiliza con frecuencia para resolver crisis económicas y estabilizar el ciclo. La política fiscal consiste en el uso de impuestos y gasto público como estabilizadores del ciclo económico. En las recesiones se suele incrementar el gasto y reducir los impuestos, por lo que la curva de la demanda agregada tiende a desplazarse a la derecha. La política monetaria consiste en modificar la cantidad de dinero en circulación y en cambiar el tipo de interés. Si redujésemos la primera y subiésemos el segundo, la curva de la demanda agregada se desplazaría hacia la izquierda a través de los impactos sobre el consumo y la inversión.


Si la oferta agregada coincide con la demanda agregada  para un determinado nivel de precios se logra una situación llamada el equilibrio macroeconómico. Este equilibrio puede alterarse por desplazamientos de oferta y demanda. Esto últimos están muy relacionados con los cambios en políticas monetarias y fiscales, por lo que el Estado debe ser cauteloso en cuanto a ellas. Estas políticas macroeconómicas pueden ser especialmente útiles para los ajustes hacia el equilibrio de largo plazo, una situación ideal para una economía.

Actualmente la Unión Europea se encuentra en una situación de crisis financiera. España es uno de los países más afectados por esta crisis que ha ocasionado numerosos problemas, entre ellos una enorme escasez de demanda agregada. Esto ya ocurrió en los años 30 en EEUU y Europa y es lo que está ocurriendo ahora en países como Grecia, Italia y, por supuesto, España. Una vez existe una escasez de demanda, una macroeconomía entra en una depresión. Eso significa que las reducciones salariales generan paro y que los tipos de interés cero no consiguen ya estimular la inversión. Si el gobierno introduce la austeridad y apoya el poder negociador de los empresarios para reducir los salarios, el resultado es una reducción de la demanda agregada y una profundización de la recesión.

La demanda interna es la que más sufre la crisis, ya que la demanda externa no se ha comportado del todo mal estos últimos años, habiendo subido en cierta medida el turismo y las exportaciones. Sin medios para aumentar la demanda interna, España no saldrá de la crisis hasta 2020. La Demanda  Interna es el estímulo adecuado para salir de la crisis, aumentar el empleo, reducir el paro, aumentando la actividad económica. Para aumentar esta demanda interna, sería necesario tomar dos medidas importantes. La primera de ellas es aumentar el gasto público productivo, bajar el improductivo y la otra aumentar los salarios y los subsidios para fomentar el aumento del consumo interno. Si los salarios de las familias aumentan, estas se sentirán más ricas y tendrán mejores expectativas, por lo que querrán consumir más productos. Mediante estas dos medidas se podría lograr un aumento de la demanda agregada de España, aunque, evidentemente, las cosas no resultan tan sencillas dada la actual situación y habría que buscar una manera de que estas medidas fuesen acorde con las circunstancias actuales de la economía española y resultasen viables. 

Oferta agregada

La oferta agregada es la cantidad total de bienes y servicios que se ofrecen a la venta a los diferentes precios posibles. No existe un consenso entre los economista en relación a la forma de la función de oferta agregada. Para los economistas clásicos, la curva de oferta agregada es vertical y se corresponde con una perspectiva de largo plazo, por lo que el producto ofrecido es independiente del nivel de precios. Estos economistas confían en que el mercado corregirá él mismo las fuerzas del mercado. Por otro lado, para los Keynesianos la curva de oferta agregada es de inclinación positiva y, al contrario que para los clásicos, se corresponde con una perspectiva de corto plazo. A corto plazo y debido a la ley de rendimientos marginales, que establece que a medida que se van sumando más cantidades iguales de un factor, suponiendo los demás factores constantes, se acaba alcanzando un punto en el que son cada vez menores los aumentos de la producción, el aumento en la producción de la economía va asociado a un incremento de los costes y por tanto de los precios.

Podemos ver que la diferencia más notable entre ambos enfoques es que los clásicos argumentan que los precios y salarios son flexibles de manera que la economía tiende a alcanzar su situación de equilibrio a largo plazo, mientras que los Keynesianos opinan que los precios y salarios se ajustan con lentitud, de forma que las fuerzas equilibradoras requieren mucho tiempo para colocar a la economía en una situación de equilibrio.

También podemos considerar la oferta agregada como la cantidad ofrecida de ciertos productos en forma generalizada. La curva de la oferta agregada muestra la cantidad de producción que ofrecen las empresas a los diferentes niveles de precios, lo cual resume la relación entre los mercados de bienes y factores. La pendiente es positiva ya que a medida que el nivel de producción sube, también suben los salarios. Se refiere al volumen de producción que fabricarán y venderán las empresas dados los precios vigentes, los costes y la capacidad productiva de estas empresas. La oferta está también relacionada con el nivel de producción potencial.

La oferta agregada está constituida por varios componentes. La tierra es un factor productivo, y un término usado ampliamente por los economistas que incluye no sólo la tierra cultivable, sino también otros recursos naturales (como recursos geológicos) que vienen con la tierra. El trabajo representa el tiempo y las capacidades intelectuales y físicas que las personas dedican a las actividades productivas. Los recursos de capital son los bienes que no se destinan al consumo, sino que se emplea para la producción de otros bienes. Dentro de esta categoría de bienes se incluyen las máquinas, las herramientas, las computadoras, los edificios, los camiones, etc. También encontramos los recursos naturales, refiriéndonos a todo lo que aporta la naturaleza al proceso productivo. Esto es la tierra, los minerales, el agua, el aire, etc. Otro de sus componentes es el cambio tecnológico, el beneficio obtenido por introducción de una tecnología nueva, para el mejoramiento de la productividad de los factores. Por último, la productividad total de los factores: la literatura sugiere indirectamente que las medidas de libre mercado tienden generalmente a acelerar el crecimiento de la productividad, ya que por ejemplo los países cuyo estado es más pequeño y mantienen abiertos los mercados, no ponen barreras a las importaciones y fomentan el comercio exterior crecen más deprisa.

La razón de que la curva de oferta agregada tenga pendiente positiva a corto plazo es que un aumento del nivel general de precios de la economía tiende a elevar la cantidad ofrecida de bienes y servicios, de la misma manera que un descenso del nivel de precios tiende a reducir la cantidad de bienes y servicios ofrecidos en la economía. Además, encontramos explicación a esto en tres teorías. La primera de ellas es la teoría de la rigidez de los salarios que establece que los salarios nominales se ajustan lentamente, es decir, son rígidos a corto plazo, por lo que los salarios no se ajustan inmediatamente ante una caída de precios. La disminución de los precios hace que el empleo y la producción sean menos rentables y, por tanto, las empresas comienzan a reducir la cantidad de bienes y servicios ofertados. La teoría de la rigidez de precios observa que los precios de algunos bienes y servicios se ajustan lentamente por lo que un descenso imprevisto del nivel de precios hace que algunas empresas tengan unos precios más altos de lo deseado, lo que reduce las ventas y esto hace que las empresas reduzcan a su vez la cantidad de servicios y bienes que producen. Por último, la teoría de las percepciones erróneas establece que la variación del nivel general de precios puede confundir temporalmente a los oferentes sobre lo que está ocurriendo en los mercados en los que venden su producción y estas percepciones erróneas sobre los precios relativos inducen a los oferentes a responder al descenso del nivel de precios reduciendo la cantidad ofrecida de bienes y servicios.


La curva de oferta agregada a corto plazo podría desplazarse por las mismas causas que fomentan el desplazamiento en la curva de oferta agregada a largo plazo, es decir, las variaciones de la tierra, el capital, el trabajo, los recursos naturales, el nivel tecnológico y la productividad total de los factores. También es posible el desplazamiento de la curva de oferta agregada a corto plazo por cambios en el nivel esperado de precios. Un aumento del nivel esperado de precios hace que la cantidad ofrecida de bienes y servicios disminuya y desplaza la curva de oferta agregada a corto plazo a la izquierda. Los salarios suben, los costes aumentan y las empresas deciden ofrecer una cantidad menos de bienes y servicios sea cual sea el nivel efectivo de precios. Por el contrario, un descenso del nivel esperado de precios aumenta la cantidad ofrecida de bienes y servicios y desplaza la curva de oferta agregada a corto plazo hacia la derecha. En este caso, los salarios son bajos, los costes disminuyen y las empresas aumentan la producción a cualquier precio dado.

En el caso de España, uno de los componentes más relevantes de nuestra oferta agregada es el trabajo, ya que España destaca en la formación de sus trabajadores, aunque luego la regulación laboral y la situación de crisis financiera que vivimos actualmente no sean las circunstancias más adecuadas para la explotación de manera eficiente de este factor productivo, provocando que muchos de estas personas tengan que emigrar a países donde sus capacidades y su cualificación sean mejor valoradas y, por ende, mejor remuneradas. En mi opinión, el Gobierno debería mejorar las condiciones y la regulación laboral española para que no se desperdicien trabajadores con un nivel tan alto de formación. Además, estos trabajadores podrían lograr un incremento en el I +D estimulando a su vez el cambio tecnológico.


Regulación laboral

Las relaciones laborales son aquellas que se establecen entre el trabajo y el capital en el proceso productivo. En esa relación, la persona que aporta el trabajo se denomina trabajador, en tanto que la que aporta el capital se denomina empleador, patronal o empresario. El trabajador siempre es una persona física, en tanto que el empleador puede ser tanto una persona física como una persona jurídica.

El contrato de trabajo son las normas que regulan la relación laboral en las sociedades modernas. El contrato de trabajo es un acuerdo entre empresario y trabajador por el que éste se obliga a prestar determinados servicios por cuenta del empresario y bajo su dirección, a cambio de una retribución. Un contrato de trabajo supone unos derechos para el trabajador, que se convierten en obligaciones para el empresario. Al mismo tiempo, las obligaciones que contrae el trabajador se convierten en derechos de su empresario. Su duración puede ser indefinida (contrato fijo) o determinada (contrato temporal). Las normas que regulan cada tipo de contrato temporal establecen, por su parte, cuál es la duración mínima y máxima de cada contrato. Uno de los datos más importantes que se establecen en los contratos es el salario o remuneración. La mayoría de los conflictos y usualmente las cuestiones más controvertidas, están relacionadas con el salario. El salario es la plusvalía del esfuerzo físico o mental que contribuye en el proceso productivo a obtener un bien de uso o brindar un servicio. Se define como remuneración a la contraprestación que se brinda en dinero o en especie al trabajador por poner a disposición del empleador su capacidad de trabajo. Esto implica el conocimiento de ambas partes de obligarse al cumplimiento de determinados deberes y obligaciones, como por ejemplo para el empleador: dar trabajo y pagar una remuneración por el mismo, y en el caso del trabajador estar a disposición un determinado número de horas en un día (jornada laboral) a efectos de realizar tareas que le son encomendadas por el empleador.


 Para la determinación del salario existen múltiples posiciones, muchas veces contradictorias, y regulaciones legales. La referencia principal para la determinación del salario es el llamado salario mínimo. El salario mínimo es una decisión del Estado estableciendo un monto mínimo para todos los salarios. En muchos casos esa decisión se adopta de manera consensuada con las organizaciones sindicales y de empleadores. En algunos países el salario mínimo se establece por estado-provincia (regionalmente), en tanto que en otros países se establece para todo el país. Dos parámetros básicos suelen utilizarse para establecer los salarios: la ganancia del capital y la productividad del trabajo. En el primer caso se calcula el porcentaje sobre el valor agregado que corresponde a las ganancias del capital y a los salarios; en los países más desarrollados el porcentaje correspondiente a los salarios es considerablemente más alto que en los países no desarrollados. En el segundo caso se calcula el producto generado por un trabajador en determinado tiempo de trabajo; en general, a mayor producción en el mismo tiempo, debería corresponder un aumento salarial. En los convenios colectivos suelen establecerse grillas salariales en relación con la categoría de cada trabajador, es decir con la complejidad y capacitación necesaria para cada tarea.

Existen diferentes tipos de contrato de trabajo, regulados de diferente manera, entre los que se distinguen cuatro contratos principales. Los contratos indefinidos son aquellos que se conciertan sin establecer límites en la prestación de los servicios. Podrán ser verbales o escritos, debiendo ser comunicados en la Oficina de Empleo en los diez días siguientes a su concertación. El contrato de trabajo se podrá celebrar por escrito o de palabra. Se presumirá existente entre todo el que presta un servicio por cuenta y dentro del ámbito de organización y dirección de otro y el que lo recibe a cambio de una retribución a aquél. Los contratos temporales son aquellos que se conciertan con límites de tiempo en la prestación de los servicios, en cuanto a la duración del contrato. Tiene una duración máxima de tres años, ampliables a cuatro por convenio colectivo. Dentro de los contratos temporales y teniendo en cuenta su temporalidad, podemos distinguir tres tipos: el contrato de obra o servicio determinado (para la realización de un servicio concreto), el contrato eventual por circunstancias de la producción y el contrato de interinidad. Después tenemos el contrato en prácticas, que supone la prestación de un trabajo retribuido que facilita al trabajador una práctica profesional adecuada a su nivel de estudios. De esta manera consigue una experiencia profesional que le será de mucha utilidad para su futuro laboral. Para la empresa, el contar con trabajadores en prácticas le garantiza una renovación constante de personal formado recientemente y con posibilidades, si responde a los intereses de la empresa, de quedarse en plantilla cuando finalice su período de prácticas. Los trabajadores que pueden ser contratados en prácticas deben cumplir una serie de requisitos: han de estar en posesión de un título universitario (licenciatura o diplomatura), de formación profesional específica o encontrarse en posesión de otros títulos oficiales que les habiliten para el ejercicio profesional siempre que no hayan transcurrido más de 4 años desde su obtención (o dentro de los 6 posteriores si el contratado es un trabajador minusválido). La duración de un contrato en prácticas no debe ser inferior a seis meses ni superior a dos años y se tendrá en cuenta, a estos efectos, las ocasiones en las que el trabajador ha sido contratado en prácticas en otras empresas .Se establece un período de prueba que no puede ser superior a un mes para trabajadores con título de grado medio y dos meses para trabajadores con título de grado superior. Por convenio colectivo se podrán fijar otras duraciones del período de prueba .La retribución de los trabajadores en contrato de prácticas durante el primer año es del 60% del salario fijado en convenio para un trabajador que desempeñe el mismo o equivalente puesto de trabajo, percibiendo en el segundo año un 75 %. Por último, el contrato para la formación y el aprendizaje tiene por objeto la cualificación profesional de los trabajadores en un régimen de alternancia de actividad laboral retribuida en una empresa con actividad formativa recibida en el marco del sistema de formación profesional para el empleo o del sistema educativo.

Continuando con el tema de las relaciones laborales, cabe decir que España es un país que, debido a la crisis, ostenta una de las mayores tasas de desempleo de la Unión Europea (23,9 % en Noviembre de 2014 según la EPA). Entre 2008 y 2014 se perdieron en España unos 3,4 millones de puestos de trabajo, un dato muy poco esperanzador. En mi opinión, para reducir el desempleo, los gobiernos no deben intervenir en la parte empresarial de las economías. Es decir, no deben montar empresas o tomarlas del sector privado y mucho menos rescatar a una que está fracasando. Tampoco deben montar fondos para que, con nuestro dinero, los funcionarios elijan campeones del futuro, como hemos visto en la nueva ronda de anuncios, con la creación de un fondo para invertir en nuevos negocios medio ambientales. Todas estas medidas siguen el camino del despilfarro del dinero público y, no sólo eso, esta competencia desleal pone en peligro a las empresas que lo están haciendo bien, y a sus trabajadores también. La creciente presencia del gobierno en la economía privada, como hablé ayer en estas páginas, es el camino a la pobreza. El papel del gobierno en el sector privado es menos eficiente ya que los políticos tienen muchos objetivos que quieren cumplir y sólo uno de ellos es la de ser rentables con sus inversiones. Por otra parte, sólo cuando es tu dinero el que vas a perder serás muy cuidadoso y muy eficiente en no perder tu dinero y en maximizar la rentabilidad obtenida por el riesgo empresarial asumido. En resumen, el primer paso para reducir el desempleo es dejar que el sector privado prime sobre el sector público en términos empresariales.

El papel de los gobiernos en el mundo empresarial debería limitarse a la regulación de las actividades para proteger a los consumidores y a los trabajadores en contra de la explotación y para establecer bases de competencia igualitaria. Invertir en los servicios básicos, especialmente en educación, muy importante, y poco más. La creación de empleo viene de las empresas que invierten y crean. Los gobiernos sólo entorpecen cuando toman recursos privados y crean artificialmente puestos de trabajo que, a la larga, y no tan a larga, empobrece a la economía. Hay muchas cosas que hay que hacer para reducir el desempleo, pero el primero es la filosofía. La labor de los gobiernos debe ser, manteniendo las regulaciones necesarias, sólo las necesarias, quitarse delante y entorpecer el mínimo posible.

Más preocupante aún es la tasa de paro juvenil española que se encuentra alrededor del     52,4 % de los menores de 25 años. Parece ser que son los jóvenes los que se ven más perjudicados con la regulación laboral existente, ya que no son contratados debido a que no poseen experiencia laboral y tampoco pueden poseer experiencia ya que no son contratados en ninguna parte, lo que nos lleva a un eterno círculo vicioso del que es muy difícil salir. Últimamente y debido a los efectos de la crisis, muchos jóvenes se han visto obligados, a pesar de ostentar un título universitario o tener formación profesional en algún campo, a aceptar empleos que nada tienen que ver con su formación y sus estudios. Debido a esta dificultad para conseguir un buen empleo con un contrato decente, se ha venido produciendo un fenómeno conocido como la fuga de cerebros: jóvenes que emigran de su país para instalarse en otros en los que los empleos relacionados con su sector son más abundantes y están mejor remunerados. Otro de los problemas a solucionar acerca del desempleo juvenil es el aumento de los contratos basura. Según un estudio elaborado por el Centro Reina Sofía de Adolescencia y Juventud, casi el 20 % de los jóvenes encuestados entre 18 y 24 años trabaja o ha desempeñado su último empleo sin contrato, mientras que el 44% lo ha hecho con un contrato temporal, lo que no es más que una constatación de otro dato: el 48,6 % de estos jóvenes aceptaría cualquier trabajo y en cualquier lugar, aunque tuviera un sueldo bajo.

Esto da que pensar acerca de lo que podría hacer o no hacer el Gobierno para mejorar las condiciones laborales de los jóvenes y tratar de aumentar su contratación en empleos relacionados con su campo. En mi opinión, el Gobierno debería fomentar o subvencionar de alguna manera la contratación de jóvenes para que adquieran experiencia laboral y puedan obtener más tarde otros empleos con contratos legales y regulados que les garanticen un sueldo decente y unas condiciones laborales óptimas. 

Hipótesis de las instituciones

La hipótesis de las instituciones es una teoría que afirma que las desigualdades existentes en el mundo son producto de las diferentes instituciones que ostenta cada país. Se asume, así, que dos sociedades con similares dotaciones de factores, pero con marcos institucionales diferentes, pueden presentar trayectorias de desarrollo muy diferentes. Las instituciones no solo influyen en las perspectivas económicas de un país, sino que determinan la distribución del ingreso entre particulares y grupos; dicho de otro modo, repercuten en la cantidad de recursos sociales y, además, en la manera en que se distribuyen.

Según esta teoría, prosperarán más aquellos países con instituciones que incentiven la inversión (en educación, capital o tecnología) y la utilización eficiente de los recursos. Los autores del libro Por qué fracasan los países, que trata de buscar una respuesta las desigualdades económicas presentes en el mundo, establecen que el triunfo o fracaso de un país depende de si tiene instituciones extractivas (fracaso) o inclusivas (triunfo). En el libro se utiliza el ejemplo práctico de las dos Coreas, entre las que no existen diferencias geográficas o culturales,  sino diferencias institucionales corporizadas en una frontera política entre una dictadura cerrada en Corea del Norte, controlada por el partido comunista local, y una democracia pluralista en Corea del Sur. La consecuencia económica de las diferencias institucionales es que Corea del Sur tiene un ingreso per cápita diez veces mayor que Corea del Norte.  


Las tres características clave de las instituciones “buenas” o inclusivas son la aplicación de los derechos de propiedad a un segmento amplio de la sociedad, de tal manera que varias personas tengan incentivos para invertir y participar en la actividad económica; límites a las acciones de las elites, los políticos y otros grupos poderosos, para evitar que expropien los ingresos y las inversiones de otros o que creen condiciones que les favorezcan; y cierto grado de igualdad de oportunidades para segmentos amplios de la sociedad, a fin de que las personas puedan invertir, especialmente en capital humano, y dedicarse a actividades económicas productivas. Estas instituciones buenas contrastan con las condiciones de muchas sociedades, pasadas y actuales, en las que la aplicación del Estado de derecho es arbitraria, los derechos de propiedad no existen para la gran mayoría de la población, el poder político y económico de las elites es ilimitado, y solo unos pocos tienen acceso a la educación, el crédito y oportunidades de producción.

Las instituciones políticas inclusivas corresponden a las sociedades pluralistas que distribuyen el poder ampliamente, de modo que el poder es ejercido por una coalición amplia. Se agrega que es necesario un estado suficientemente centralizado y poderoso para que pueda proveer seguridad y justicia, además de servicios públicos. En las instituciones políticas extractivas, en cambio, el poder se concentra en una elite reducida que enfrenta pocas restricciones a su accionar. Esta elite diseña las instituciones para beneficiarse y enriquecerse. Relacionan las instituciones políticas extractivas con un freno al proceso de innovación tecnológico (la destrucción creativa) en la medida en que el desarrollo pueda ser una amenaza para su poder político. Para que se produzca una transición de las instituciones económicas extractivas a las inclusivas, es necesario que se movilicen los excluidos para imponer su reclamo a las elites. Cuando en un país las instituciones son inclusivas se generará un círculo virtuoso. Las instituciones seguirán expandiéndose, se harán más fuertes y para las élites será más difícil pararlas. Las instituciones inclusivas también eliminan el peligro de que las élites exploten al pueblo, dado que ganarían muy poco con ello y, en cambio, perderían mucho si tuviesen que reprimir la democracia. Elementos clave para que este círculo virtuoso funcione son el pluralismo político y los medios de comunicación libres, que proporcionan información sobre los peligros y las amenazas a las instituciones inclusivas.

Naciones con naciones con instituciones inclusivas podrían ser Japón, Canadá, Estados Unidos y los países de Europa Occidental. Por otra parte, China y Rusia son países con instituciones de tipo extractivo, donde el gobierno se protege de las innovaciones a través de la burocracia o estratagemas como impuestos muy altos. Por la misma razón, el gobierno también impide la formación de asociaciones cívicas y deja muy poco margen para que los ciudadanos puedan opinar sobre la gestión del país. En consecuencia, estos tipos de estados estarán destinados a ser más pobres y atrasados tecnológicamente que los que cuentan con instituciones inclusivas. Los casos más extremos de países con instituciones políticas extractivas llegan a ser “estados fallidos”. Estas son naciones en las que las élites que gobiernan agotan el capital estatal y, de tal forma, llevan al sistema entero a la corrupción. Ejemplos de “estados fallidos” podrían ser Angola, Costa de Marfil y Somalia.

Los autores utilizan también el ejemplo de América Latina, que consideran que es más pobre que Estados Unidos o Canadá porque el oro y el sometimiento a la esclavitud de sus pueblos permitieron a los colonizadores la instauración de una economía extractiva de explotación, mientras que en América del Norte, dada la escasez de estos recursos, la única manera para los colonizadores de sacar provecho de su colonia fue la instauración de instituciones inclusivas, que incentivaran a los colonos a invertir y trabajar. Sin embargo y contradiciendo en cierta medida la hipótesis de las instituciones, se reconoce la posibilidad de que un país pueda alcanzar un buen nivel de prosperidad bajo instituciones extractivas. Esto es porque las élites pueden designar temporalmente los recursos hacia actividades muy productivas bajo su control (por ejemplo, de la agricultura a la industria). Aun así, este crecimiento económico no será sostenible a largo plazo. Así, cuando la economía se contraiga, el crecimiento parará y el país estará en peligro de crisis económica y política.

La expectativa de la hipótesis de las instituciones es que los Estados Unidos y los países de Europa Occidental sigan siendo más ricos que los países del África subsahariana, del Oriente Medio, de los de América central y del sureste asiático en los próximos cincuenta - cien años. A pesar de todo, sin embargo, habrá algunos países que tendrán más suerte ya que esta hipótesis no quiere decir que las instituciones sean estáticas. La evolución puede darse perfectamente e incluso las instituciones muy disfuncionales pueden transformarse positivamente. Un ejemplo perfecto sería Botsuana que, tras independizarse de Gran Bretaña, logró consolidar un buen sistema democrático y convertirse en el país de crecimiento más rápido mundial.