Hace tiempo que empecé a ver en las ventanas de algunas
casas desde el coche, mientras caminaba o incluso cuando viajaba en metro,
carteles que ponían Fracking Ez (no a
la fractura hidráulica). Al principio lo único que sabía era que el fracking es
una técnica de extracción de gas dañina para el medio ambiente y hace un
tiempo, varios amigos de mi txoko comentaron por el grupo de whatsapp que iba a
haber en Algorta una recogida de firmas en contra del Fracking y nos
preguntaron si podíamos ir a firmar, por lo que antes de decidir qué hacer opté
por investigar bien sobre el tema.
Para empezar, me enteré de que el Fracking es una técnica de
extracción de gas cautivo que consiste en perforar el subsuelo para así
propiciar la aparición de caminos que liberen el gas y el petróleo cautivo en
las piedras. Esta tecnología se usaba ya desde 1940, pero el señor George
Mitchell consiguió perfeccionar esta técnica y popularizarla a lo largo de todo
su país. En EE.UU. vemos que en lo que llevamos de siglo esta técnica ha
experimentado un crecimiento espectacular y esto se debe a que ha conseguido
abaratar el coste de la energía, algo que pocos hubieran pronosticado. Estas
explotaciones activas en Norteamérica han supuesto nuevos puestos de trabajos,
tanto directos e indirectos. Ahora mismo en EE.UU. la energía procedente del shale gas (gas cautivo) ya constituye
más del 25% del mercado del gas natural; mientras que si lo comparamos con el
año 2000, está solo se encontraba en 1%.
En Europa, las empresas que quieren realizar esta clase de
proyectos se han encontrado grandes barreras de entrada, tanto administrativas
como sociales, especialmente por el peligro medioambiental percibido. Esto
último se debe a la posible contaminación del subsuelo, el riesgo de inducción
de seísmos o la ingente utilización de agua que puede requerir el proceso de
inyección. Estas pegas que se han encontrado a esta clase de proyectos es lo
que está provocando que se esté ralentizando el desarrollo de ellos en muchas
zonas.
España necesita importar el 77,4% de la energía que consume,
esto constituye un porcentaje bastante alto si lo comparamos con la media de
los países de la UE, que es del 50,1%. Visto estos datos facilitados por la
Comisión Europea, podemos decir que, hablando desde un punto de vista económico,
el Fracking a España le podría suponer grandes beneficios en cuanto a reducir
la cantidad de energía que tendría que importar. Pero para que esta oportunidad
se pueda aprovechar de la manera correcta deberán crearse ciertas regulaciones,
ya que por muy beneficioso que sea desde el punto económico también es muy
peligroso para el medioambiente, teniendo en cuenta que es un recurso que se
puede agotar rápidamente en función de cual sea la cantidad que dispongan
nuestras tierras.